Al observar la expresión de su marido, Joana percibe que su revelación lo ha golpeado más profundamente de lo que esperaba. Los ojos de él, que antes irradiaban confianza, ahora revelan una mezcla de sorpresa e inquietud, como si estuviera calculando rápidamente las consecuencias de lo que acaba de escuchar.
— ¿Por qué te quedaste callado? — pregunta Joana, levantando una ceja, desconfiada.
— No es nada, solo estoy sorprendido con esa historia. — responde Xavier, intentando mantener la compostura. — ¿De dónde sacó eso Víctor? — Inclina levemente la cabeza, como si quisiera mostrar curiosidad, pero el brillo nervioso en sus ojos lo delata.
— No lo sé, pero quiero oírlo de ti. — Esta vez, es Joana quien da un paso al frente, encarando a su marido con una mirada inquisitiva, buscando la verdad que él intenta esconder. — ¿Es cierto eso, Xavier?
— ¡Por supuesto que no! — responde casi de inmediato, alzando la voz en un tono defensivo. — Por el amor de Dios, Joana, ¿qué crees que soy?
— No