Molesto por la forma en que su hermano lo mira, Víctor protesta una vez más.
— ¡Por el amor de Dios! Existen tantas mujeres maravillosas en este mundo que harían cualquier cosa por estar conmigo, ¿y tú crees que me iba a gustar justo la que me irrita?
Rodrigo lo observa con una mirada aguda y responde con calma.
— Quizás ese sea precisamente el motivo, Víctor. Marina te desafía, y eso es lo que te atrae. Estás interesado en ella porque no se doblega ante tu forma de ser.
— ¡No estoy interesado en nadie, maldita sea! — exclama, golpeando la mesa con tanta fuerza que el sonido resuena en la sala. — ¡Ya dije que, por mí, esa chica ni siquiera estaría más en esta empresa!
Rodrigo nota que su hermano está al límite y decide cambiar el tono. Cruza los brazos y se recuesta en la silla, advirtiéndole con una voz más seria.
— Espero que realmente no estés interesado en ella, porque sabes que eso nunca funcionaría.
Víctor permanece en silencio, sintiendo el peso de esas palabras. Sabe lo que s