Naomi. Un dolor punzante me invadió todo el cuerpo, sobre todo la parte del estómago. Me sostuve de la pared, iba caminando sola por el pasillo… —Agh.Un escalofrío me recorrió la nuca e inesperadamente empecé a sudar. Mi respiración se aceleró, podía sentir mi pecho subir y bajar con adrenalina. —¿Bebé? —indagué para mí misma. Las contracciones empezaron, fueron miles de pinchazos en mi vientre que me obligaron a gritar. Quedé en reunirme con Silas en el comedor, pero por lo visto, no iba a llegar.—¡Ayuda! —grité cuando un chorro de agua salió de mi entrepierna. Llevaba puesta una falda larga. Mis rodillas golpearon el suelo a la vez que traté de sostenerme de la pared. El mundo me daba vueltas, y vi una imagen familiar acercarse. Era él. —¡Naomi! —exclamó, agachándose para ayudarme—. Tenemos que llevarte con el doctor. —¿Q-qué me pasa? —Mi mente estaba en blanco y la voz de Silas se escuchaba lejos. Miré a mi alrededor, no podía centrar la vista en un punto específico. Gr
Naomi. —¡Rowan! ¡Deja eso! —lo regañé. Lo estaba preparando para su fiesta de bienvenida, el niño ya se sentaba en la cama y empezaba a morder las sábanas como un salvaje, y solía transformarse de repente. —¡Bua! ¡Bua! —Agitó los brazos cuando me acerqué para ponerle la ropa. —No vayas a transformarte en lobo, eh —le advertí con el dedo—. Silas nos debe estar esperando. Lo cargué y el niño se quedó tranquilo, menos mal. Cuando salí de la habitación, Malena me esperaba afuera con una amplia sonrisa. —¡¿Cómo está mi bello sobrino?! —habló muy fuerte. Rowan alzó los brazos con emoción. —Crece demasiado rápido —me quejé. —Abajo la fiesta está encendida, Naomi. Por cierto, ¿no has visto a Silvana? Prometió prestarme uno de sus vestidos. —Tal vez esté con su hermano —resoplé—. Ya llevo al anfitrión para que todo el mundo lo vea. —Bien, yo seguiré buscando —Me Palmeó el hombro. Ella siguió con su camino y yo con el mío. Sonreí, me alegraba que Malena y Silvana empezaran a llevars
Silas. Los preparativos estaban listos y mi madre había sido enterrada de imprevisto. Le dejé varias flores amarillas en su tumba, eran de sus favoritas. No me afectó demasiado, porque a ella la perdí el día que murió mi padre… una parte de ella murió con él, esa parte que la mantenía cuerda. —¿Q-qué fue lo que pasó exactamente? —preguntó Silvana, venía con su pareja. —¿No me vas a presentar a tu noviecito? Y lleva días viviendo aquí —Me crucé de brazos, divertido. Ella me golpeó el brazo con frustración. —No es momento de hacer bromas, Silas. Mamá está muerta —masculló. —Trató de matar a Naomi —respondí, era la verdad—. Ella simplemente se defendió y las cosas resultaron así… Tenía que mentir por lo menos hasta saber qué clase de poder tenía mi propio hijo. Lo bueno era que crecía rápido, así aprendería a hablar en sus primeros tres meses. —¿Es en serio? —Frunció el ceño. —¿Tu madre odiaba a Naomi? —inquirió su acompañante, confundido. —Es una larga historia —le contestó e
Naomi. Por fin estaba en esa habitación blanca a la que tanto deseaba regresar cada noche. No entendía los poderes que tenía mi propio hijo. Me acerqué a mi madre al verla de pie junto a la ventana. —Supongo que ya sabes por qué quise verte… —murmuré, jugando con mis dedos. —Información, ¿no? —cuestionó, volteandose para verme a los ojos—. De todas formas, la diosa Luna me pidió que te explicara un poco más sobre los poderes de tu hijo. —Por eso estás aquí… —Bajé la cabeza. La palma de su mano acarició mi mejilla con ternura. Ver a mi madre en mis sueños, me daba tanta paz, era una paz parecida a la que me daba Silas. —Gracias a ella es que podemos vernos, ¿sabes? —Sí, y estoy inmensamente agradecida. La abracé con fuerza, disfrutando de ese suave olor a fresas de su típico perfume, nunca lo cambiaba… ¿por qué se sentía real? —Rowan es un niño muy poderoso, tiene el poder de unir a toda la especie y de destruirla si quisiera —comentó, apretando los labios. —¿Destruirla? —Me
Silas. —Oye, amigo —Axel me abrazó de lado como si fuéramos los mejores amigos—. Desde que conocí a Malena, mi poder ha aumentado. —¿Ajá? Iba hacia el comedor, solíamos comer todos juntos para estar al tanto de cada situación. Él me encontró en el camino. —¿No merezco un ascenso? —Me vio de reojo con picardía—. Puedo pelear en primera línea, estoy seguro. —Ni lo sueñes, es peligroso. Si te pasa algo, ¿cómo crees que quedará Malena? Y si Malena está mal, Naomi está mal —bufé, quitándomelo de encima. Pasaron varios días después de la confesión en vivo que tuvieron Silvana y Lucas. Mi hijo ya tartamudeaba varias palabras para tratar de comunicarse con los adultos. —¿Por qué no admites que de verdad te preocupas por mí? —Hizo ojitos de niño. —Ya quisieras, Axel. —Pronto seré papá, y debo admitir que las cosas pasaron muy, muy rápido… —murmuró—. Quedó embarazada después de la primera vez, me siento estúpido. Me compadecí de él. Era parecido a mí en ese aspecto, yo también dejé
Naomi. El tiempo pasaba volando, Rowan ya había aprendido a decir varias palabras y a caminar... ¿Por qué tuvo que ser un lobito con una velocidad de crecimiento triplicada? Su poder estaba controlado, a veces solía mover sus propios juguetes y me enseñaba. —Ven cariño, busquemos a tu padre —le dije. Él estaba concentrado con su figura de acción. Me lanzó una mirada tierna, rogándome que le diera un poco más de tiempo. —¿Un ratito? —pidió, haciéndome ojitos. Negué con la cabeza, divertida. —Rowan, pronto tu padre se irá por unos días y debemos aprovechar el tiempo que tenemos con él... —murmuré, cabizbaja. Silas decidió que lo mejor sería que yo me quedara con el niño en la mansión para no exponernos al peligro, ya que Gauss nos quería a los dos. —Bueno —Rodó los ojos, con fastidio. Se levantó y tomó mi mano. Ya me llegaba por las rodillas, por lo menos me entendía y no se negaba a mis peticiones. Caminamos escaleras abajo y cuando llegamos a la sala, no vi a Silas por nin
Naomi. Me encontraba con Malena en la habitación de mi hijo, ella no dejaba de llorar al saber que Axel tendría que pelear contra los malos. —¿Y-y si le pasa algo? ¿Qué haré sin él? —balbuceó, entre mis brazos. Estábamos sentadas en la orilla de la cama, y yo procuraba calmar su llanto. Rowan jugaba con sus juguetes en medio de la habitación, sentado en la alfombra y sin prestarnos atención. —Él volverá, Malena. ¿Crees que se iría al saber que tiene una hermosa novia? —La animé, con una sonrisa. —Tú siempre sabes qué decir para animarme, Naomi… —murmuró, apretó nuestro abrazo—. Sabes, a veces yo también quisiera saber qué es lo que tu madre piensa de mí ahora que he cambiado. Hundí las cejas. —No te lo he dicho, pero mamá fue la que le pidió a la diosa que te diera un vínculo para que estuvieras cerca de mí —confesé, ya era hora de que lo supiera. Malena abrió los ojos, y a pesar de que estaban llenos de lágrimas, se le amplió una sonrisa que mostró sus dientes. —¿Lo dices
Silas. Los más fuertes de la manada iban en la delantera conmigo, íbamos corriendo en nuestra forma de lobos hacia la mansión de Gauss.Todavía podía oler a Silvana, la mantenían con vida. No tardamos en llegar y lo primero que hice fue detenerme detrás de varios arbustos para inspeccionar la zona. Estaba relativamente tranquilo el lugar. Volví a mí forma humana y no me importaba estar desnudo, eso se volvió normal para todos en nuestra especie. —¿Ninguna novedad? —La voz de Axel me hizo voltear. —¡¿Qué demonios haces aquí?! —grité en voz baja—. ¡Vete a la retaguardia, Axel! —Quiero ayudarlo. Desde que Malena quedó embarazada, mi poder aumentó —Llevó una mano a su pecho desnudo—. No sé si se trata de mi bebé, pero me siento capaz de enfrentar al enemigo en primera línea. Rodé los ojos. —Naomi no me perdonará si mueres en el proceso —mascullé, rascándome el cuello. —Prometo que no moriré —Puso su puño en frente de mí, con una amplia sonrisa. Tuve que chocarlo. —Bien. Un dis