La fiesta de cumpleaños número siete de Rowan había llegado y el pequeño corrió escaleras abajo cuando escuchó la voz de Malena con su increíble poder.
—¡Kate! —exclamó Rowan.
Cargó a la niña con su super fuerza y la elevó por los aires, provocando miles de carcajadas por su parte. Para él, Kate era como una hermana más con la que podía jugar. Además, Rowan amaba su poder.
—¡Bájame! —rio—. Tranquilo, tranquilo, prometo hacerte flotar con el agua que puedo controlar.
A pesar de que Rowan tenía telequinesis, no lograba flotar él mismo, pero sí podía elevar por los aires a los demás con su mente.
Kate controlaba el elemento del agua, y su sentido del olfato era el más desarrollado de todos. En cambio, Joel, su mellizo, podía hacer ciertas hazañas con el fuego.
—Feliz cumpleaños, Rowan —habló Malena, dándole un beso en la mejilla—. Supongo que tendrás una caja de regalos, ¿no?
Ella sostenía una caja envuelta en papel de regalo.
—Está en la sala. Mami debe de estar terminando