Capítulo 54

Ahora entendía por qué Eduardo señalaba que ese lugar le recordaba a mí, pues había ahí un sinnúmero de jardines llenos de claveles de todos los colores, como me gustaban, además había ahí un estanque hermoso, yo lo vi de largo, estaba muy lejos de donde me encontraba sentada, pero a simple vista pude notar el enorme parecido al que tenía con el que había cerca de uno de los cultivos de fresa, en donde tantas veces nos metimos para disfrutar de nuestros cuerpos desnudos.

— Señorita — escuché que me dijeron y empecé a temblar, no pude disimular, estaba completamente absorta viendo el lugar

— Sí, dígame, Señor — respondí a lo inmediato hablando en inglés y fingiendo mi tono de hablar

— Este lugar está reservado para la joven que está en el cuadro — contestó señalándome el sitio. Sentí que el pecho iba a salirse de mí cuando di unos cuántos pasos, no podía creer lo que estaba frente a mis ojos, había ahí un enorme cuadro con mi rostro, era una pintura, pero era yo, dibujada en óleo, quis
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