Desde aquella cena con el abuelo Federico, todo parecía haberse alineado a favor de Dylan y Luciana.
Sin embargo, en las sombras de la familia Richard, las apariencias rara vez eran lo que parecían.
Max, observando con creciente resentimiento cómo su abuelo aceptaba a Luciana, sintió que algo dentro de él hervía.
¿Cómo podía esa simple asistente ganar terreno en el imperio que siempre había sido suyo por derecho?
No iba a quedarse de brazos cruzados.
Fue entonces cuando decidió actuar.
***
Una semana después, durante una elegante recepción organizada por los Richard, Max encontró su oportunidad perfecta.
Entre los invitados, no faltaban viejos conocidos… y viejas conquistas.
Y entre ellas, ella: Camila Delacroix.
Una mujer de belleza incuestionable y reputación peligrosa, con quien Dylan había tenido un breve pero apasionado romance antes de todo este juego con Luciana.
Max se acercó a ella con su sonrisa más encantadora.
—Camila… querida, qué coincidencia verte aquí. —Se