Kelly despertó sobresaltada. Los rayos de sol ya se filtraban por las cortinas y el insistente sonido del teléfono no cesaba. Con el corazón latiendo con fuerza, tomó el dispositivo de la mesita de noche. Era Avy.
-¡Kelly! -exclamó la voz del otro lado, entremezclada con una mezcla de emoción y nervios-. ¡Dime que estás en camino!
Kelly se sentó rápidamente en la cama, desorientada.
-¡¿Qué hora es?! -preguntó, llevándose una mano al rostro-. Avy, lo siento... me quedé dormida.
-¡Claro que te quedaste dormida! Son las doce y media, y necesitas estar aquí en menos de una hora. No me dejes sola con toda esta gente. ¡Te necesito!
Kelly dejó escapar un suspiro mientras se levantaba.
-Lo siento, amiga. Dame veinte minutos y salgo para allá.
Colgó y se giró hacia Eliezer, quien la miraba desde la cama con una sonrisa tranquila.
-¿Qué pasó ahora? -preguntó él, divertido al verla correr de un lado a otro.
-Avy. Es tarde, hoy es su boda. ¡Y yo soy su dama de honor! -Kelly abrió el armario y com