El jardín de los padres de Marcus estaba lleno de risas, luces cálidas y el murmullo constante de conversaciones entre los invitados. Avy observaba con una sonrisa cómo los niños corrían de un lado a otro, jugando con sus primos y amigos entre las mesas decoradas con flores y velas. Marcus charlaba con su tío Roberto cerca de la mesa de bebidas, mientras Avy se había apartado un poco con Jairito, el bebé más pequeño de la familia, dormido en sus brazos.
El aire nocturno era fresco, pero agradable. Avy se balanceaba suavemente, acunando al pequeño, quien respiraba profundamente contra su pecho. Era un momento de tranquilidad en medio de la algarabía, y Avy lo valoraba.
A unos metros, notó a Kelly, quien estaba sola junto a una de las mesas. Tenía una expresión que Avy no lograba descifrar. Había algo en su mirada, algo que la hacía lucir pensativa, incluso nerviosa.
-¿Qué te pasa, Kelly? -preguntó Avy al acercarse, con una sonrisa amable.
Kelly, quien no había notado que Avy la observa