-¿Me estás invitando a un café? -bromeó, aunque su sonrisa cálida dejaba en claro que entendía sus intenciones.
-Podría ser... o algo más. Prometo que habrá buena música, quizás una copa de vino... -respondió, tratando de mantener el tono ligero, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza.
-Está bien, Eli. Vamos -respondió Kelly, apretando suavemente su mano.
El trayecto al departamento fue tranquilo. Apenas hablaron, pero no hacía falta; la conexión entre ellos hablaba por sí sola. Al llegar, Eliezer abrió la puerta y dejó que Kelly entrara primero.
-Bienvenida -dijo, cerrando la puerta tras ellos.
El lugar era acogedor, con un diseño sencillo pero elegante. Había un sofá gris frente a un televisor, una mesa de centro con un par de libros apilados, y una pequeña cocina abierta que daba al salón. Kelly se quitó los zapatos y caminó descalza por el piso de madera, explorando el espacio con curiosidad.
-Es lindo. Muy tú, a pesar de que siempre era mi departamento, este me gusta -comen