Avy miró por la ventana del auto mientras Marcus conducía por la autopista. Las luces de la ciudad comenzaban a hacerse visibles en el horizonte, anunciando el final de su pequeña escapada. Aunque habían disfrutado esos días alejados del bullicio y las responsabilidades, la preocupación por sus hijos no dejaba de rondarles la mente, especialmente la de Avy.
-¿Crees que estarán bien? -preguntó ella, rompiendo el silencio que había predominado durante el último tramo del viaje.
Marcus soltó un suspiro suave, sin apartar la vista del camino.
-Hemos hablado con ellos dos veces hoy, Avy. Mamá dijo que estaban bien, y sabes que mi mamá no diría eso si no fuera cierto.
-Lo sé, pero ya conoces a Aron. Es tan travieso. Y Aline... ella puede ser muy sensible, aunque Max es serio, me preocupa más. ¿Y si necesitan algo y no saben cómo pedirlo?
Marcus esbozó una sonrisa ligera, tratando de tranquilizarla.
-Avy, nuestros hijos están en las mejores manos posibles. Entre mi mamá y la tuya, estoy segu