El aire era fresco y la brisa ligera traía consigo el aroma del bosque. Marcus había pasado semanas planeando cada detalle. Este aniversario de bodas sería especial. No solo quería demostrarle a Avy cuánto la amaba, sino también regalarle una noche inolvidable, un respiro de la rutina y de los días agitados con los niños.
Días antes, Marcus había hablado con sus suegros.
-¿Creen que puedan quedarse con los niños este fin de semana? -preguntó Marcus, con una sonrisa nerviosa mientras tomaba un sorbo de café en la mesa de la cocina.
Su suegra, Luisa, con su rostro amable y ojos curiosos, lo miró con interés.
-¿Y qué tienes planeado, Marcus? -preguntó, entrecerrando los ojos como si intentara adivinar.
Marcus sonrió, algo avergonzado.
-Es una sorpresa para Avy. Quiero llevarla a su cabaña en el bosque. Tengo todo planeado: una cena romántica, velas, pétalos de rosa...
Alonso, quien hasta ese momento había estado hojeando un periódico, levantó la mirada y asintió con una sonrisa.
-Por sup