Guille
Había pasado horas buscando a mi esposa.
Primero en la universidad, recorriendo pasillos como un idiota con la esperanza de verla doblar cualquier esquina. No había rastro de ella ni de sus amigos.
Pregunté en secretaría, revisé en el patio y en la cafetería. Nadie la había visto desde el día que se tomó para nuestra boda.
El vacío de su ausencia me ardía en la cabeza, mi mente me hacía alucinar con mil escenarios posibles… en cada uno yo la perdía.
Intenté llamarla varias veces pero la respuesta siempre era la misma: "el número con el que intenta comunicarse está momentáneamente fuera de servicio."
—Putâ madre —murmuré, apretando el teléfono hasta que los nudillos se me pusieron blancos—. ¿Dónde carajos estás, Gala?
Me subí a la moto y fui directo a la escuela de mi hermana. Juana salió con la mochila colgando y cara de fastidio. Pero apenas me vio, corrió hacia mí, cargada de alegría.
—¡Guille! —dijo, abrazándome fuerte—. Me metí en problemas.
Le acaricié la cabeza, preocup