(Narrado por Luca)
Esa fue la primera cosa que noté al despertar. Un silencio raro. La casa no respiraba como debería. No había su susurro suave al moverse por el pasillo, no había el leve roce de su vestido contra los muebles, no había el eco de su voz calmada hablando con los niños.
Solo silencio. Un vacío que gritaba.
Massimo me lo confirmó con el rostro descompuesto. Había salido. Había salido tras ese mocoso traidor y no había regresado. El rastro frío del GPS de su coche la llevaba a una zona industrial, y luego, a la nada. Solo el auto abandonado, la puerta abierta, y el olor fantasmal a pólvora y sangre.
Días. Llevaba días sin ella.
Di órdenes, tracé rutas, puse a mis hombres a trabajar. La ciudad se convirtió en un tablero, y cada nombre, cada sombra, era una pieza que debía moverse o romperse.
Pero el tiempo es una bestia paciente. A medida que pasaban las horas, empezaba a oír su respiración. Me recordaba que no estaba controlando nada.
Y yo… empezaba a ahogarme en la dese