Inicio / Mafia / Un Matrimonio Dos Objetivos / Capítulo 9: Reencuentro Con Mi Ex
Capítulo 9: Reencuentro Con Mi Ex

Al caer la noche, Víctor se encontraba en el jardín hablando por teléfono con Patricia. No le había informado sobre su llegada y, a pesar de que ella quería ir para pasar tiempo con él, se tuvo que negar. Estaba un poco cansado, así que no podría darle la atención que merece, por lo que la invita a almorzar mañana juntos con Alma luego de que salga de la escuela. A Patricia esa idea le fascina, dejando de lado el hecho de que le había negado ir ahora. Emocionada, colgó, no sin antes decirle lo mucho que lo amaba; no puede evitar sonreír al pensar lo feliz que la ha puesto.

—¡Papá!

Alma entró en su oficina corriendo para lanzarse a sus brazos. Su pequeño torbellino llevaba el uniforme sucio, y no paraba de hablar de lo divertido que era jugar con los niños del orfanato. Él mira hacia la puerta y ahí estaba Rebeca sonriendo de ver lo emocionada que estaba Alma.

—Tiene otro uniforme, ¿verdad?

Pregunta Rebeca al ver lo mucho que se había ensuciado.

—Por suerte, sí.

—Muchas gracias, Rebeca, me divertí mucho…— Alma agradeció antes de que una de las empleadas se la llevara para quitarle el uniforme.

—Bueno, me retiro para dejarte trabajar.

Rebeca pretendía ir a su habitación para también darse una ducha y estar más cómoda para la cena.

—Espera, Rebeca, necesito hablar un momento contigo.

Ella se detuvo en el umbral de la puerta; ya podía percibir de qué se trataba lo que necesitaba hablar con ella. Suspiró y se giró con una resplandeciente sonrisa, entró en la oficina y tomó asiento cuando él la invitó a sentarse.

—En una semana tengo una reunión con unos socios y clientes, y quería pedirte que me acompañes.

Rebeca queda sorprendida por su petición; realmente esperaba que le hablara sobre la visita de Patricia.

—Claro, lo que necesitas, házmelo saber.

—Gracias, la vestimenta es elegante. Así que si necesitas comprarte algún vestido, toma esto…— Sacó su tarjeta de crédito y se la entregó. —Cómprate lo que necesitas para esa noche.

—Muy bien. ¿Algo que deba saber sobre este evento? Digo, no quiero dejarte en ridículo.

—Habrá gente importante de la política, directores de cine, cantantes muy reconocidos, entre muchas personas. Son personas que reciben drogas y, entre otras cosas, de mí. Así que esta fiesta anual la proveo yo gracias a que puedo hacer de las mías sin estar en el ojo de la justicia.

—Comprendo…— Rebeca piensa en el tipo de gente que Marcus había mencionado en el correo electrónico. —Listo, si eso es todo, me retiro.

—Además, mañana yo recogeré a Alma, me iré a almorzar con ella y Patricia…— Rebeca asiente. —Y sobre Patricia, lamento si te ha hecho sentir muy incómoda.

—Oh, hablas sobre eso. No, no te preocupes, antes yo estaba preocupada de que ella me haya tomado de mala forma.

—Y lo hizo, pero no debes preocuparte. No sucederá de nuevo.

—Bien.

Rebeca se retiró a su habitación; agotada, se dejó caer sobre la cama. Miró la tarjeta de crédito y luego la guardó en su billetera. Mañana, luego de hablar con Marcus, se iría de compras junto con Fabio; de seguro le iba a ayudar a calmarse luego de verle la cara al imbécil de Marcus.

Se levantó de su cama, se despojó de su ropa para irse al baño. Se dio una larga ducha en la tina, humectó su piel y luego se puso ropa cómoda para bajar a cenar. Si fuera por ella, bajaría en pijama, pero no sabe cómo el dueño de casa se va a tomar esto y menos si no hay la suficiente confianza para hacer lo que se le dé la gana.

Durante la cena Alma no paraba de hablarle a su padre sobre su día durante la escuela y luego en el orfanato, con emoción esperando que al día siguiente poder ir de nuevo. Cosa que no podría ser, pues su padre le dice que pasarán el día con Patricia y almorzarán con ella; la idea no le molestaba, pero era deprimente que no iba a ver a Rebeca hasta que regresara a casa.

—Otro día iremos al orfanato cariño, de todas formas mañana tengo una reunión a la hora del almuerzo y no pretendía ir al orfanato.

—Bueno…— Alma se despreocupa pensando que ya quedaría para otro día.

Luego de la cena, cada quien se ha ido a su habitación; Rebeca ha caído en el momento que toca la almohada. Había jugado con los niños y Alma, por lo que estaba completamente rendida. En la mañana se había levantado para ir a dejar a Alma, pero Víctor le ha dicho que podía quedarse, él la iría a dejar esta vez. Rebeca no refutó y se despidió de la niña deseando un excelente día, Alma la abrazó con mucha fuerza antes de irse junto con su padre.

Cómo no iría se quedaría en cama un poco más y se saltaría el desayuno; Sinceramente, no tenía mucha hambre por ahora. Se quedaría en su habitación en la cama revisando correos de la organización que cada cierto tiempo lleva implementos necesarios para los pueblos más alejados y olvidados por el gobierno. Próximamente harían otro viaje a un pueblo que se encuentra en una zona peligrosa, así que debía estar pendiente para su fecha de partida.

A las diez ha bajado y entrado en la cocina, las chicas le preguntan si ya desea desayunar. Rebeca les dice que se despreocupen, ella solo iba a comer granola con yogurt y nada más.

Desayunó y luego se bañó, esperó a que fueran las doce y media y salió de la casa, fue hasta la casa de Fabio para pasar por él. Juntos tomaron rumbo al restaurante para encontrarse con Marcus, al llegar Fabio se encarga de observar a sus alrededores de que nadie note a Rebeca. Lo que menos necesita es que alguien la reconozca a ella y a Marcus y de esto salga un escándalo.

—Rebeca, me alegra que hayas venido…— Marcus se levanta para acercarse, pero ella retrocede queriendo mantener distancia.

—Vayamos al punto…— Dice tomando asiento, lo que menos quiere es pasar demasiado tiempo con él.

—Puedo al menos saber cómo has estado en este tiempo.

—Marcus si mal no entendí esta es una reunión para hablar sobre la subasta ¿o entendí mal Fabio?

Fabio niega mirando a todos lados para llamar a la mesera, iba a pedir algo fuerte para beber. No cree poder con el ambiente incómodo que hay en estos momentos, además Marcus no ayuda mucho si se desvía del objetivo principal de esta reunión.

—No te molestes, intento alivianar las cosas entre nosotros.

—No es necesario, hablemos sobre la subasta. ¿Cuál es tu razón para dar una parte al orfanato? ¿Qué ganas con esto?

—Nada, tómalo como un acto de disculpas.

Rebeca estaba por responder pero justo llega la mesera y Fabio pide que guarden silencio. Hacen sus pedidos, lo primero en llegar son las copas de vino que ambos han pedido y el whisky de Fabio.

—Será mejor que digas tus verdaderas intenciones, porque si no Fabio y yo nos retiraremos en este instante.

—Hablo con la verdad. Sé que esa vez causé un gran problema junto con Tina y debido a ello no pudiste recaudar lo que necesitabas.

Para Rebeca fue inevitable no recordarlo, él escándalo de que su novio la había engañado con su hermana y que de paso se habían presentado juntos en un evento donativo, arruinado todo. Ese día todo se derrumbó para ella: su amor por Marcus se había destrozado, su relación con Tina terminaba de irse por el barranco y no podía con su madre pidiéndole que no le pegara a su hermana, que la disculpara. No defendía lo que hacía, pero seguían siendo hermanas y no podían hacerse daño. Luego de ello, su padre la envió fuera del país para que no provocara más problemas.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP