Inicio / Mafia / Un Matrimonio Dos Objetivos / Capítulo 3: Conociendo a La Víctima
Capítulo 3: Conociendo a La Víctima

El día del encuentro por fin llegó. Rebeca acababa de llegar a la cafetería a la cual Víctor la había citado. Como siempre, su presencia atraía la atención por su porte y elegancia; su aura dominante no pasaba desapercibido para nadie y, aunque a primera vista es catalogada como alguien fría y dura, las personas se vuelven testigos de su gran amabilidad.

Entra en la cafetería y es insertada por una mujer que le pide que la siga; van hasta la mesa más aislada de todas las demás.

—Buenos días, señorita Rebeca… —saluda Víctor al ponerse de pie para estrechar su mano.

—Buenos días, señor Víctor, es un gusto conocerlo… —Ella estrecha su mano con seguridad.

—Tome asiento, por favor.

Rebeca hace lo pedido, deja su bolso a un lado y toma una postura relajada; quiere transmitirle a él que está cómoda con su compañía y no siente nervios de conocerlo.

—Creo que no es necesario decir por qué es este encuentro.

—Claro que no, así que podemos hablar con toda confianza. Dime qué buscas para la madre de tu hija y te diré si soy lo que buscas.

—Me gusta eso… —Rebeca sonríe encantada. —Necesito a alguien que pueda darle ese cariño de madre que no puedo darle yo, esa atención y apoyo cuando no estoy. Necesito a alguien que sea fuerte ante las situaciones que se presenten en un futuro. Alguien con quien ella se sienta segura y, obviamente, en la que yo pueda confiar.

—Comprendo y déjame decirte que es muy enternecedor la forma en cómo te preocupas por ella.

—Gracias, como su padre, quiero lo mejor.

—Un excelente padre.

—Entonces necesito que, si ella está corriendo peligro, tú estés ahí para ella y la protejas si no estoy ahí. ¿Crees poder con eso? ¿Crees que eres lo que busco?

—Lo soy, todo lo que pides es lo que hago con los niños de los orfanatos a los cuales ayudo. Claro, la diferencia es que no vivo con ellos, pero si quieres referencia de mi trato hacia los niños, puedes preguntar en los orfanatos por mí.

—Ya me han informado, te ven como una madre esos niños.

—Trato de darle una mejor vida dentro de lo que puedo, a través de campañas, pero no mucha gente coopera.

—Entiendo, es difícil manejar ese tipo de actividades.

—Lo sé, por eso trabajo a diario.

Víctor la analiza en silencio mientras la escucha; esta mujer le transmite confianza y no cree que deba preocuparse por el trato que le dé a Alma, pues ella trabaja con niños, pero considera que lo mejor sería verla cómo es con su hija dentro de casa para estar más seguro.

—Sé del peligro que hablas y, créeme, no me asusta; me he encontrado en situaciones peligrosas y eso no me ha detenido.

—Se ve que eres fuerte… —Ella sonríe y recibe el café con leche que trae la chica de la cafetería.

Rebeca en ningún momento había pedido algo, por lo que no lo bebe hasta que Víctor le explica que él ya se había adelantado con los líquidos y cómo quedaba pedir para comer. Además de que había investigado sus gustos, por lo que supo qué pedir en su espera por ella. Ya más tranquila, Rebeca pide una tortilla de huevo acompañada de tostadas integrales con aguacate; Víctor, por su parte, se conforma con huevos revueltos, pan y mantequilla.

—Te diré que una vez que entres en mi mundo, también podrías correr mucho peligro.

—No te preocupes, vivo en peligro cada que voy a las junglas a dar ayuda a las tribus.

—¿De verdad haces eso?

—Claro que sí, no me dedico a posar y ya para las fotos… —responde riendo. —Me dedico a hacer varias cosas, pero ahora no he podido hacer ese tipo de viajes debido a que me he concentrado en los orfanatos.

La comida llega y ellos guardan silencio hasta que la chica se vuelve a retirar.

—Bueno, hasta ahora de todas las mujeres que he conocido para ser la madre de mi hija, tú eres la que ha llenado más mis expectativas.

—Además, si no te molesta, le podría enseñar muchas cosas a tu pequeña sobre la ayuda a los menos beneficiados.

—No, la verdad no me molesta… —Víctor mira de reojo a Lidia y ella asiente estando de acuerdo con su decisión. —Me agradas, Rebeca, te hago una pregunta. ¿No te molesta en lo que me manejo?

—No, ese no es mi asunto. Si de alguna forma perjudica a tu hija, creo que sí me molestaría, pero del resto no.

Responde con total seguridad.

A Víctor le gusta que, aunque no conozca a Alma, la ponga por encima de todo.

—Bueno, he de decir que me gusta para este puesto… —Ella sonríe amable y Víctor piensa en que Rebeca no ha hecho ni una sola pregunta. —¿No hay nada que quieras saber?

—¿Cómo qué?

—No lo sé, normalmente me pregunta por la madre de mi hija o por si tengo a alguien.

—Te voy a responder con mucha sinceridad… —Víctor asiente con agradecimiento. —No tengo por qué saber sobre su madre; me estás contratando para serlo y nada más. Si tú no quieres contar sobre ella, estás en todo tu derecho.

—Gracias, eres la primera que respeta eso.

—Y por último, espero no te molestes, pero también te he investigado. Cuando mi padre me habló sobre ti, quería saber qué tan turbios eran tus negocios. Sí debía preocuparme, porque una cosa es el narcotráfico y otra la trata de blancas.

Víctor se sorprende ante su respuesta, pero en realidad no podía molestarse; ambos se habían investigado para saber con quién se iban a encontrar.

—Por lo que en tu información se vio a una cierta mujer… —Víctor se tensa al pensar en Patricia. —Pero no te preocupes porque eso ya es parte de tu vida privada y tampoco pienso meterme en eso.

Víctor suspira aliviado; no debía preocuparse porque Rebeca quiera opinar en su relación fuera de este acuerdo.

—Agradezco tu sinceridad y el que respetes mis decisiones… —Rebeca termina de comer y limpia sus labios con una servilleta. —Definitivamente quiero que seas tú, creo que nos llevaremos muy bien.

—Cuenta con ello.

—Algo más… —Rebeca lo mira atenta, esperando a que hable. —A mí me convences, pero necesito saber cómo te irá con mi hija. Así que para eso quiero que te quedes en mi casa por un tiempo para ver tu convivencia con ella.

Rebeca no se esperaba esto tan pronto; esto no estaba dentro de sus planes, pero aligeraba aún más las cosas para ella. Sonríe con mucho cariño dando una respuesta positiva a ello.

—No tengo ningún problema con ello, pero no sé si tengas un problema con que Fabio, mi amigo y asistente, vaya seguido. Me ayuda bastante con los proyectos del orfanato, así que trabajo mucho en casa. Claro, que esto no te preocupe por tu hija; sabré repartir mi tiempo.

—No, no hay ningún problema, pero puedes decirme con toda confianza si es algo más.

—No, él solo es mi amigo.

—Bien, ya que no hay nada más que decir, por favor, pásate a mi casa tan pronto como puedas.

—Hoy estoy libre, así que organizaré todo para que mañana el camión de la mudanza se lleve las cosas.

—Maravilloso, Lidia te dará su número, ella enviará gente a recoger todas tus cosas.

—Excelente.

Ambos se han levantado al mismo tiempo y nuevamente estrechan su mano; Lidia anota su número y él el de Víctor en el celular de Rebeca, luego se despiden y ella queda en la cafetería. Suspira satisfecha con lo que ha logrado; ha dado la mejor presentación que puede dar de ella y Víctor ha quedado fascinado con sus respuestas. Sale de la cafetería sonriente y sube a su auto; llama a su padre para darle las buenas noticias.

—Hija, ¿Cómo te ha ido?

—Lo tenemos en la bolsa.

—Sabía que mi pequeña diablilla no me podía fallar.

—Además, mañana me mudaré a su casa; él quiere ver cómo me llevo con su hija.

—¿Hablas en serio?

—Sí, no fui imprudente como pediste. Le aseguré que le daría su espacio con su vida privada.

—¿A qué te refieres?

—Tiene a alguien, pero no te preocupes, no es nadie al lado mío.

—Sé que sabrás qué hacer.

—Claro que sí.

La llamada finalizó; Saul recibió una llamada por parte de Víctor para verse, lo que él pudo percibir que se trataría de su reunión con Rebeca y por fin le daría el dinero. Rebeca, por su parte, llegó a su casa y, como había dicho, comenzó a organizar todo para mañana a primera hora marcharse.

A su madre tuvo que inventarle que se mudaría por temas de trabajo, pero que intentaría venir lo más seguido que el tiempo le permita. Ahora su vida daría un gran giro, y debía estar preparada para lo que estaba por venir; ya había dado el primer paso y pronto tendría a Víctor comiendo de la palma de su mano.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP