Mariam estaba en la sala de estar revisando unos documentos que Demian le había dejado sobre la mesa. El sonido del televisor se mezclaba con las risas de los niños que jugaban con Agatha en la alfombra. Todo parecía normal, tranquilo, hasta que la voz del presentador interrumpió con una noticia de último momento.
—Escándalo en el centro penitenciario de mujeres. Kitty Smith, condenada por múltiples delitos, escapó durante la noche. Las autoridades aún investigan cómo logró fugarse de una de las cárceles mejor vigiladas del país.
Las palabras retumbaron como un trueno en la sala.
Agatha se levantó de golpe, con los ojos fijos en la pantalla, donde mostraban imágenes de patrullas y agentes afuera de la prisión. Sus labios temblaban.
—No… no puede ser… —susurró, como si hablara consigo misma.
Mariam dejó los documentos a un lado. Sintió que sus manos se helaban y su rostro perdió todo color. Un nudo se formó en su garganta, y por un instante no pudo ni siquiera respirar. La noticia era