Que él cambiaría, que se daría cuenta de cuánto me herían sus palabras y acciones, que cada vez que hacía algo mal, yo siempre terminaba siendo la culpable, y él nunca asumía la responsabilidad de nada. Me había acostumbrado a eso, pero una parte de mí seguía creyendo que cambiaría.
Qué equivocada estaba.
No es fácil tomar este tipo de decisiones, aunque sean las correctas. No es fácil alejarte de alguien a quien amas, y mucho menos enfrentarte a la dura realidad; sin embargo, llega un momento en el que debes ser consciente y elegir tu bienestar, tu felicidad y, sobre todo, elegirte a ti misma.
Hoy es ese momento. He tomado la decisión. Hoy renuncio, y no solo a mi trabajo; hoy lo dejo todo atrás, para siempre.
Mi carta de renuncia ya está redactada, pero entregarla implica pagar diez mil dólares por incumplimiento de contrato al no completar el año estipulado. Pero en este momento, el dinero que deba pagar es lo que menos me importa.
Solo quiero que Gérard firme ese documento y termi