47

Ella intentó resistirse, pero logré moverla como si nada hubiera pasado. Conseguí entrar en la casa con ella, ganándome incontables maldiciones de su parte, y finalmente cerré la puerta con mi pie derecho.

—¡Suéltame, idiota! —gritó, pataleando una vez que ya estábamos dentro—. ¡Suéltame, animal! —exclamó, luchando por liberarse, lo cual era imposible porque su fuerza no se comparaba en nada con la mía.

No podía ignorar el hecho de que estaba tan cerca de mí, y cómo sus pechos inevitablemente se presionaban contra mi pecho, aumentando mi deseo, y sus labios estaban tan próximos a los míos que me resultaba difícil contener las ganas de besarla.

En ese instante, estando a tan solo centímetros de su cuerpo, ni siquiera entendía cómo había logrado soportar estar lejos de ella todo este tiempo.

—Hueles a helado de vainilla —murmuré, percibiendo el aroma que llegaba desde su aliento hasta mis fosas nasales.

—¡Eso no te importa ahora! ¡Suéltame! —exigió, hasta que consiguió zafarse de mi aga
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP