Ni siquiera vale la pena que llore por lo ocurrido, que me culpe porque siento lástima por el idiota encerrado y por el otro que está hospitalizado.
Pero ahora, ¿qué voy a hacer cuando tenga que volver a trabajar con ese imbécil? ¿Actuar como si nada hubiera pasado? ¿Tendré que renunciar?
Dios mío, no entiendo cómo puedo pasar de la tristeza a la rabia en cuestión de segundos. Debe ser el embarazo.
Lo último que necesitaba era tener un hijo del idiota que acaba de terminar conmigo, pero la prueba salió positiva y ahora tengo que ir al médico a comprobarlo.
Agarro una almohada para ahogar el sonido y grito durante varios segundos, intentando liberar toda mi rabia y mi tristeza. Esto no puede ser real, nada de esto.
Puedo estar llevando o ya llevo en mi vientre el hijo de semejante hombre. Y solo imaginar un mini él, con su cabello oscuro y sus ojos azules, sería tierno. No lo voy a negar.
¿Pero qué pasa si hereda su carácter?
—Voy a morir, sobre todo como madre soltera. Jamás imaginé t