DESEOS INCONTROLABLES

Lyra observó cómo el pecho de Kael subía y bajaba descontrolado. Se acercó, guiada por el fuego que le quemaba por dentro.

—¡Kael! —exclamó, decidida a abrazarlo.

Él reaccionó al instante, alzando los brazos como un muro entre ambos. Gruñó con furia.

—¡Contrólate, Omega! Me estás haciendo quedar en ridículo. ¡Domina tu maldito celo! —le gritó sin piedad, pero ella no retrocedió. Seguía buscándolo con desesperación.

—Kael, soy tu compañera... tu segunda compañera.—Lyra extendió su mano, completamente desesperada.

—¡Estás loca! —escupió—. Jamás serás mi segunda compañera.

En ese momento, Kael recordó con amargura como su hermano lo había traicionado, y sobre todo, como su compañera  junto a su amante lo humillaron, y una punzada de dolor atravesó su pecho. 

Lyra, atrapada en los deseos incontenibles de su celo, no podía aguantar más lo que estaba sintiendo—Kael,  por favor, hazme tuya, ¡ayúdame con esto! Te…te necesito.

—Te voy a pagar por una noche... por favor, te doy lo que me pidas, pero hazme tuya. Sabes que, si no lo haces, voy a morir —dijo, arriesgando lo único que tenía, sus escasos ahorros. 

Para ella, eso lo era todo.

—¿Y a mí qué? —replicó Kael, arrogante e indiferente.

—Por favor, Kael. Te voy a pagar... ayúdame.

Kael respiró hondo. Estaba poseído por el aroma que emanaba de Lyra; no podía resistirse al deseo feroz que lo devoraba por dentro. Su lobo rugía con violencia, exigiendo tomarla entre sus brazos, pero su orgullo era tan poderoso  en la misma magnitud de ese impulso.

—¿Qué te pasa Omega? Ahora quieres humillarme con dinero, ¡estás completamente loca! Apártate de mí. —Kael, se tomó de las paredes e intentó caminar de nuevo hacia la habitación. la loba de Lyra estaba encendida en su interior y le exigía atención por parte de su hombre, pero él la despreciaba, sumergiéndola en la desesperación. 

—¡Kael! ¡kael! —Lyra fue tras de él, pero  su cuerpo, ardiendo apenas podía moverse, entonces dio un paso en falso, y se fue de bruces contra el suelo, muy cerca de él. Kael, por reflejo, alcanzó a  tomarla del cuerpo, atrapandola en sus brazos. 

Su lobo gruñó, definitivamente el olor y la esencia de Lyra cautivaron sus sentidos con una profunda intensidad, y de verdad que lo volvían loco, casi a punto de perder la compostura. Lyra se quedó viéndolo, y aprovechando su contacto, acercó sus labios ansiosos, intentando besarlo, él, por instinto corrió su boca y ella plantó sus labios sobre su cuello, haciéndolo erizar, y no se pudo resistir. 

 —¡Te odio Lyra! Jamás voy a llegar a amar a una Omega como tú.—la apartó de su pecho, pero ya no podía aguantar más, sucumbió al deseo instintivo.

En un segundo, la arrojó sobre la vieja cama, y con un solo movimiento desgarró su ropa. Sus ojos se dilataron al máximo, embriagado por el aroma que emanaba de ella. Aunque no podía verla,  la sentía, la olía... y eso bastaba para endurecerse con una urgencia brutal.

Rasgó la tela con fiereza, dejándola completamente desnuda. Lyra estaba húmeda, su cuerpo encendido, tembloroso, vulnerable y entregado. Kael, consumido por el deseo que había intentado negar, se bajó los pantalones de un tirón, liberando su imponente erección. También la deseaba con furia.

Su lengua, grande y ardiente, se deslizó por sus pechos, devorando sus pezones con avidez, y descendió con intensidad por su vientre hasta llegar a su centro. Una sola lamida bastó para que Lyra sintiera cómo sus órganos internos se estremecían en un borde de placer casi insoportable.

No se detuvo demasiado. Solo quería probar su dulzor. Entonces, con rabia y frustración, la embistió con fuerza. Sus movimientos eran salvajes, brutales, como si en cada estocada intentara castigarla por desearlo tanto.

Lyra jadeaba; su cuerpo ardía, pidiéndole más. Las marcas que dejaban los dientes de Kael en su piel eran como cicatrices de placer. Solo quería que lo hiciera más fuerte, más profundo.

—¡Oh, Kael!

—¡Cállate! —gruñó él, mientras ambos eran arrastrados hacia un clímax violento y compartido.

Horas después, con el amanecer asomándose por la ventana, Lyra despertó con el cuerpo adolorido y la mente nublada. Se giró y encontró a Kael profundamente dormido a su lado. Respiró hondo, sintiendo una extraña satisfacción.

Se duchó en silencio y se arregló lo mejor que pudo. La realidad la golpeaba de nuevo: debía encontrar trabajo, algo que le permitiera pagar la renta y mantenerse con vida.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App