Sofía salió a de paseo por la ciudad, había estado muy preocupada últimamente. Un poco de aire fresco le haría bien.
Necesitaba alejarse un poco de todo. Gabriela la acompañaba y empujaba el coche de la bebé.
Darío le había permitido salir con un millón de recomendaciones, entendía su preocupación, pero era cuidadosa.
—¿Piensas decirle a Darío lo que sientes?
—No, es mejor así, pronto recuperaré mi herencia y seré libre, volveré a mi antigua vida.
Gabriela creía que su prima estaba siendo muy tonta. Si le gustaba ese hombre, debía de hacérselo saber. Darío estaba loco por Sofía.
—Te regalo orquídeas, y unos diamantes, ¿no es suficiente?
—Es un Allen Gaby.
—¿Y eso qué importa? No es igual a su familia, él se ve diferente, y lo sabes.
Sofía continuó mirando los vestidos en los aparadores, todo le parecía muy hermoso.
A la distancia linda miraba a la mujer con envidia, la había seguido en su auto, quería encarar a la mujer que le había quitado a su futuro esposo.
Observo a las mujeres