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InicioUN BEBÉ PARA NAVIDAD
UN BEBÉ PARA NAVIDAD

UN BEBÉ PARA NAVIDADES

Romántica
Day Torres  Recién actualizado
goodnovel16goodnovel
10
Reseñas insuficientes
67Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

ComediaJefe / CEODominanteProtectormadre soltera

Andrea no tenía nada más en el mundo excepto a su hija. Literalmente no tenía nada más. Traicionada y abandonada por su esposo, su vida era una lucha diaria por sobrevivir y ganar dinero para alimentar a su bebé. Y parte de esa lucha era trabajar para hombres desagradables que creían que podían aprovecharse de su situación. Sin embargo todo cambia cuando conoce al dueño de la empresa donde trabaja. Zack Keller era esa clase de hombre que solo se podía catalogar como huracán, llegaba húmedo y caliente y arrasaba todo a su paso. A sus treinta y dos años era un magnate de la industria deportiva, con una de las mayores agencias de representación de América, sin embargo su perfecto mundo se vino abajo después de descubrir en un mismo día que su novia estaba embarazada y que había perdido a su bebé a propósito. Por desgracia, Zack ya le había dado la buena noticia a su padre enfermo, así que era algo de lo que no se podía retractar. Cuando debe volver a los Alpes Suizos para pasar la Navidad con su familia, su vida se convierte en una desesperada carrera contra el tiempo para encontrar una familia “de mentiras”. «Aviso urgente: Magnate renta familia para estas Navidades» Lo que Zack no imagina es que encontrará la ayuda en una de sus empleadas, una mujer que está pasando por el más duro momento de su vida y aún así se niega a renunciar a su pequeña bebé. Un viaje de Navidad. Un hombre herido. Una mujer desconfiada. Una princesa de cinco meses. ¿Cuánto se puede fingir el amor antes de que comience a ser real?

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Último capítulo

  • CAPÍTULO 67. Culpa

    Al día siguiente Andrea y Zack subieron al avión con destino a Lucerna en silencio. Zack miraba por la ventanilla, con cara de pocos amigos. Andrea se sentó a su lado, observando su perfil con confusión. Quería preguntarle qué le ocurría, qué pasaba por su cabeza, pero algo en su expresión la detenía.—¿Estás bien? —preguntó Andrea pero no obtuvo una respuesta inmediata.Zack solo apretó su mano y negó.—No... la verdad no, pero lo estaré cuando lleguemos a casa.La azafata interrumpió y le ofreció una bebida. Ella aceptó, necesitaba algo para aliviar la tensión. Dio un sorbo a la bebida, sintiendo cómo el calor se extendía por su cuerpo.Zack se dio la vuelta y la miró directamente a los ojos.—No sé qué hacer, Andrea —dijo con tristeza—. Siento que en este momento todas las opciones que tengo para escoger nos harán daño.—¿Por qué dices eso, Zack? —le preguntó ella con preocupación, pero era evidente que Zack no estaba en su mejor momento para compartir.Finalmente, el avión comenzó

  • CAPÍTULO 66. Buenas y malas noticias

    Andrea tenía sueño, sueño y frío, y solo sabía que era de noche todavía por el trocito de cielo negro que veía a través de su ventana. Pero apenas asomó la primera luz cuando la puerta de su celda se abrió.—Vamos fuera. Hora de irte —dijo la guardia y Andrea se restregó los ojos sin comprender. Zack le había dicho que estaría una semana para su protección. ¿Por qué querían sacarla ahora?—. ¡Vamos! ¿¡A qué esperas!? —gruñó la mujer desde la puerta y a pesar de su miedo Andrea no se lo hizo repetir porque no quería que la golpearan otra vez.A trompicones la empujaron hacia una habitación y le entregaron la ropa que traía el día que la habían arrestado.—Cámbiate si quieres salir de aquí. Tienes cinco minutos.Con el corazón en la garganta Andrea se cambió de inmediato y poco después la misma guardia la empujaba por los corredores rodeados de maya electrificada hacia la salida de la prisión. Ella sentía que se iba a desmayar cuando aquella puerta se abrió y del otro lado estaba Zack, a

  • CAPÍTULO 65. La criatura en la oscuridad

    Zack corrió detrás de su hermano y pronto llegaron hasta donde Loan estaba hablando con dos de los hombres que había contratado.—estábamos vigilando la casa, como nos pidió —les contó uno—. El señor Lee estaba con una custodia de un par de hombres, como siempre en los últimos días. Pero hace como una hora llegaron un par de camionetas. Cristales entintados, negras, sin matrícula... ya sabe, estilo narco.—Ajá. ¿Y qué pasó? —preguntó Zack apurado.—Escuchamos revuelo adentro, luego algunos disparos y sacaron un cuerpo de la casa en una bolsa negra...—Yo digo que no era un cuerpo, juro que lo vi moverse —dijo el otro hombre.—Bueno, usted entiende, dentro de la bolsa iba un hombre. La cosa es que arrancaron y se fueron de inmediato. La unidad móvil los está siguiendo, apenas lleguen a su destino nos van a informar.Zack asintió despacio y sus hermanos lo miraron como esperando a que diera una orden.—¿Revisaron la casa? —preguntó.—Preferimos informarle primero.—Muy bien, entonces ll

  • CAPÍTULO 64. Notas de amor

    Andrea se despertó con la luz de la mañana asomando por el pequeño cuadro de treinta por treinta centímetros que era la ventana de su celda. Al estirar los brazos y las piernas, el aire frío y húmedo la envolvió como un capullo. Miró confusa a su alrededor antes de que los recuerdos de la noche anterior la invadieran. La habían encerrado en aquella celda solitaria. No sabía qué había hecho para merecer aquello y una oleada de miedo la invadió. Se le llenaron los ojos de lágrimas al pensar en Zack. ¿Habría salido algo mal? ¿Estaba en peligro? Deseaba desesperadamente salir de aquella celda y encontrarlo, pero estaba confinada sin poder hacer nada. Intentó rememorar su había hecho algo mal, pero las reclusas allí eran todas bastante tranquilas.El sonido de una bandeja golpeando la puerta de la celda la sacudió de sus pensamientos.—¡El desayuno! —anunció la voz fría de una guardia y se abrió una pequeña abertura en la puerta.Andrea se acercó lentamente y se agachó para recibir la ba

  • CAPÍTULO 63. Una semana

    El rostro de Vito Rizzuto se volvió una máscara de rabia cuando vio aquel micrófono arruinado dentro del vaso de agua y escuchó el nombre de su peor enemigo.—¡Usted definitivamente no es un hombre inteligente, señor Keller! —siseó—. ¿Me está amenazando con traer a Jhon Hopkins a mi puerta?Zack se ajustó el saco y se sentó.—No, señor Rizzuto, no estoy amenazando, ya se lo traje. El director Hopkins de Crimen Organizado de la CIA está la habitación 2301 del hotel Le Blanc, a menos de cinco minutos de aquí —sentenció—. Le pedí ayuda para liberar a mi mujer, y me pidió que la cambiara por usted. Desafortunadamente, es un poco intransigente y no se puede negociar con él en muchas cosas, no entiende el valor del dinero como usted y yo.—¿¡Y no podía venir hasta aquí sin traerlo!? —gruñó el viejo furioso.—Depende de qué tan idiota usted crea que soy. ¿Cree que me metería en la casa del mayor narcotraficante de Canadá sin un respaldo?Durante un minuto el viejo lo miró con un odio que poc

  • CAPÍTULO 62. Las palabras mágicas

    La gente encubierta y los espías solo tienen una regla: "Prepárate para todo" . En cualquier momento, en cualquier lugar, asegúrate de estar listo.Y Zack lo estaba.Cuando una de las camionetas los adelantó, cortándole el camino, ya estaba muy seguro de lo que venía.—Quédate aquí —le ordenó a Gazca mientras él se bajaba de su camioneta.Dos hombres se bajaron de cada auto y él le dio la vuelta al suyo para apoyarse en el capó. Casi sonrió cuando vio que le abrían la puerta a Mason y el tipo se bajaba como si fuera un rey feudal, de traje y corbata y muy seguro de sí mismo.—¿Qué quieres además de pasearte como un pavo real y ladrar como el perro que eres? —espetó Zack son contenerse.Mason encajó la ofensa y levantó la barbilla con un gesto desafiante.—Quería saber si tu supuesto amor por Andy no alcanzaba para quedarte. Pero me dijeron que saliste huyendo hace dos días y veo que estás haciendo lo mismo ahora —se rio Mason.—Bueno... algo tengo que hacer para resolver la mierd@ en

  • CAPÍTULO 61. El peor de todos

    —Solo necesito un nombre. Uno solo —sentenció Zack en su siguiente llamada con el abogado Gazca—. Todos los hombres le temen a alguien, Licenciado, el señor Rizzuto no es la excepción.Y Gazca le había conseguido aquel nombre: Jhon Hopkins.Cuatro horas después allí estaba, sentado en una oficina completamente blanca y llena de luces en el cuartel general de Langley, en Virginia. Solo había tenido que pronunciar aquel nombre y el de Rizzuto en la misma oración para que lo llevaran de inmediato con aquel hombre.—¿Está seguro de que quiere hacer esto? —preguntó el agente con desconfianza y Zack lo entendía: no todos los días alguien tocaba a la puerta de la CIA diciéndole que quería ayudarlo a capturar al mayor capo de la mafia de Montreal—. ¿Por qué no es honesto conmigo y me dice qué es lo que tiene contra Vito Rizzuto?Zack tomó un pequeño bloc de notas y anotó solo dos palabras: "Andrea Brand".—Investíguela y le diré por qué estoy aquí.Jhon Hopkins se levantó y comenzó a hablar p

  • CAPÍTULO 60. Dos incompetentes y un bebé

    Noémi se quedó de pie, petrificada en aquella puerta mientras miraba a Zack, que estaba en el umbral con una maleta y una bebé en los brazos.Cuando Chiara llegó junto a ella con curiosidad, la impresión fue compartida.—¿Zack...? ¿Qué haces aquí? —balbuceó.—Será mejor que se sienten —dijo él entrando a la casa—. tenemos que hablar.Las gemelas se miraron, pero después de fijarse en la puerta que venía solo, cerraron y lo siguieron al salón.—Si estoy aquí es porque necesito su ayuda.—¿Qué quieres decir? —preguntó Noémi—. ¿Qué está pasando?Contarles todo lo que estaba sucediendo, por desgracia, incluía una historia mucho más larga que no podía pasar por alto.—¿Ves? ¡Te lo dije! —exclamó Chiara levantándose—. ¡Yo sabía que no era hija tuya, y ahí fuiste a mentirnos en las narices!—¿¡Y a quién carajo le importa que no sea mi hija, Chiara!? —se molestó Zack—. Sigue siendo mi familia y voy a cuidar de ella, por eso estoy aquí, porque su madre está en la cárcel y necesita que alguien

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CAPÍTULO 1. Más de una forma de romper un corazón
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ENERO SEATTLE —¡¿Cómo fuiste capaz de hacer esto?! —El rugido furioso de Zack Keller detuvo a su novia en la misma puerta de la casa apenas la vio llegar. Giselle vio una hoja en su mano y ni siquiera sabía de qué estaba hablando, pero jamás lo había visto tan alterado como en ese momento. —No sé de qué hablas... —¡Claro que lo sabes! ¡Abortaste a mi hijo! ¡Lo perdiste, a propósito! —la acusó él con rabia—. ¡¿Al menos tenías la maldit@ intención de decirme algo?! La mujer frente a él se puso pálida. —¿Cómo... cómo sabes...? Zack lanzó aquel papel en su dirección y la miró con decepción. —¿Olvidas que estás en el seguro médico de mi empresa? —escupió él acercándose a ella—. Apenas salió tu apellido en los registros de pago me avisaron. ¡Imagínate mi alegría cuando supe que el seguro había pagado por una prueba de embarazo y luego por una ecografía! Giselle se alejó de él con la cara roja por la vergüenza, pero Zack no era de los que daban tregua. A sus treinta y dos años, mult
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CAPÍTULO 2. Algo está muy mal...
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NOVIEMBRE.VANCOUVER—¡Andrea! ¡A mi oficina! ¡Ahora!El grito de su jefe, un gerente medio en la compañía SportUnike, la hizo saltar en su asiento, angustiada, porque sabía que estaba de muy mal humor ese día.—¿Esta es una maldit@ broma? —gruñó lanzándole una carpeta de documentos a la cara—. ¡Te dije claramente que necesitaba los reportes de presupuesto de la división de deportes acuáticos ¡del mes pasado!Andrea abrió mucho los ojos.—Pero... señor Trembley... estoy segura de que usted me dijo que quería los de este mes...—¡No me discutas, inútil! —le espetó el jefe. A sus cincuenta años Peter Trembley era tan desagradable como su inflada panza, pero Andrea tenía que soportarlo porque a duras penas había logrado conseguir trabajo como su asistente y de eso dependían ella y su hija para vivir—. ¿No te das cuenta de lo que está pasando? ¡SportUnike ha desaparecido! ¡Un suizo hijo de puta la compró y ahora solo seremos una sucursal de su compañía! ¿Sabes lo que eso significa?Andrea
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CAPÍTULO 3. Una posible aliada
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Pero si Zack creía que algo en aquella empresa iba mal, su instinto se disparó cuando bajó al estacionamiento y vio a la mujer apoyada en una de las paredes. Intentaba cambiarse los zapatos de tacón por unos tenis bajos, pero las manos le temblaban.Estuvo tentado a ir a hablarle, pero algo en él todavía se resistía a dejarse llevar por los problemas ajenos. Tenía una nueva empresa que dirigir, si quería que Andrea se sintiera mejor solo tenía que arreglar su empresa, no la vida personal de la mujer.Finalmente la vio ajustarse el abrigo y salir al frío de la calle.La miró desde lejos y vio que no tomaba un taxi ni un autobús, así que probablemente viviría cerca. No tenía idea de lo equivocado que estaba, porque Andrea no vivía ni remotamente cerca, simplemente no podía darse el lujo de pagar ningún tipo de transporte.Durante cuarenta minutos la muchacha caminó en medio del frío de un invierno canadiense, y para cuando por fin llegó a su edificio ya casi estaba oscureciendo.—Buenas
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CAPÍTULO 4. ¡Aquello era la guerra!
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El rostro de Trembley enrojeció visiblemente y la dureza de sus ojos se mantuvo.—¿Esperando a Andrea? —gruñó—. ¿Te estás haciendo el gracioso o acabas de llegar y no sabes que las relaciones interpersonales están prohibidas en esta empresa?—Pues soy de lento aprendizaje pero tiendo a la imitación —replicó Zack con sorna—. Quizás me confundí cuando vi que usted se le está trepando como una iguana con falta de sol.El viejo apretó los dientes y soltó a Andrea con brusquedad antes de caminar hasta él.—No te atravieses en mi camino, niño, solo eres un recién aparecido y puedo...—¿Qué? ¿Despedirme? —lo interrumpió Zack con voz gélida—. Bueno... puede intentarlo, pero verá que mi trabajo aquí no depende de usted. Pertenezco al equipo del sueño de esta compañía y solo él puede despedirme. Estoy seguro de que no vería con buenos ojos que el gerente de turno intentara despedirme sin causa justificada.Trembley apretó los puños y lo miró con una expresión malvada y desafiante.—Pues quizás
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CAPÍTULO 5. Decisiones difíciles
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Furioso... no, pero sí frustrado y mucho. No podía entender que ella fuera tan sumisa con un tipo que era un impresentable. Ya sabía que era el jefe, ¡pero que Dios le mandara un rayo directamente a la cabeza si algún día él llegaba a comportarse así con alguno de sus empleados!Andrea no solo trataba de hacer lo mejor que podía, sino que lo hacía bien. Había que ser ciego para no ver que el idiota de Trembley solo la minimizaba de aquella forma para tenerla controlada. Y Zack no sabía por qué se enfadaba con ella por permitírselo, pero le molestaba que fuera tan dócil con su jefe.Apenas vio que estaba un poco menos vigilada, la siguió al cuarto de copias y cerró la puerta tras él.—Oye, ¿tú naciste con un problema en la cervical? —le preguntó deteniéndola y Andrea lo miró confundida.—¿Disculpa? —murmuró ella sin entender.—Es que tu cabeza solo se mueve adelante y atrás para decir sí, ¡no te he visto moverla a los lados ni una sola vez para decir que no! —siseó Zack y la muchacha a
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CAPÍTULO 6. Un ultimátum
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Decir que Andrea había trabajado duramente para prepararse y conseguir un ascenso como aprendiz de representante, era poco. Trembley estaba más que molesto de verla con Zack tanto tiempo, pero su primer intento por despedirlo también había sido el último. —¡Pero está intimando con una de sus colegas! ¡Eso no está permitido en esta empresa! —le vociferó al responsable de Recursos Humanos. —Pues ya envié su carta de despido al corporativo y me la enviaron de regreso con un letrero de DENEGADO —le dijo el hombre—. No lo puede despedir. Trembley salió de allí más que furioso, porque en cuatro meses Andrea solo había escapado de él, pero ahora parecía que tenía quien la ayudara a hacerlo. Y el idiota aquel parecía intocable. Andrea, por su parte, seguía esquivándolo tanto como podía y aunque Trembley no le daba tregua con el trabajo, aprovechaba cada segundo para estudiar los materiales que Zack le entregaba. Había dejado todo lo demás en segundo plano para estudiar. Apenas Adriana s
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CAPÍTULO 7. ¿¡No puedes o no quieres!?
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CAPÍTULO 10. Un bebé para la Navidad
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