Lucy desliza lentamente los dedos sobre la hebilla de su cinturón, sintiendo cómo su corazón se acelera.

La mirada de Sawyer la quema como si pudiera leer cada pensamiento que atraviesa su mente.

Sus ojos se encuentran, y en ellos hay un hambre contenida, un fuego que ninguno de los dos ha intentado sofocar.

—No tenemos tiempo que perder —susurra ella, con la voz cargada de deseo y desafío.

Sawyer se inclina hacia ella, y Lucy siente el calor de su cuerpo junto al suyo, el roce de su pecho marcando el ritmo de sus propios latidos.

Cada paso, cada movimiento, es un juego de anticipación.

Él la rodea con los brazos y la atrae hacia sí con firmeza, sin soltarla ni un instante.

Sus labios se encuentran en un beso que es a la vez urgente y delicado, un choque de emociones que los deja sin aliento.

Lucy arquea el cuerpo contra él, disfrutando del contacto de su pecho contra el suyo, de la fuerza con la que la sostiene.

Sus manos recorren la espald