—¿Ahora me crees? —susurró Sawyer en su oído.
Por primera vez, la respuesta fue sí.
Sawyer no le da tiempo a reaccionar. Apenas le pregunta la espalda de Lucy se encuentra con la pared fría, y el contraste con el calor de su cuerpo la estremece.
El eco de su respiración se mezcla con el silencio del lugar, roto solo por el golpeteo distante de pasos que jamás se acercan lo suficiente. Están completamente solos.
—Rectificando la situación —repite él, con la voz grave, cargada de una decisión que le enciende la piel.
Lucy siente que las piernas le tiemblan. Durante toda una semana ha soportado la tortura de su distancia, la ausencia de un roce, de un gesto que la hiciera sentir viva en sus brazos.
Lo había odiado por eso, lo había deseado hasta la locura. Y ahora, cuando lo tiene frente a frente, tan cerca que puede percibir el leve aroma a jabón mezclado con su piel, lo único que logra pensar es cuánto lo necesita.
—Sawyer… —intenta decir, aunque su voz se quiebra antes de terminar l