—¡Ava, mujer venenosa! ¡Por tu culpa, por haber traído de vuelta a Alessia, mi hijo terminó con la pierna lisiada! He puesto tanto esfuerzo y, en lugar de obtener beneficios, solo me he buscado problemas. Eres realmente capaz. Pues bien, competiré contigo.
Ava miró fijamente a Margaret sin apartarse, y en vez de retroceder, se enfrentó a ella en una lucha física.
En ese momento, ya no tenía miedo de enfrentarla abiertamente.
—¿De qué me acusas, Margaret? —replicó Ava—. Si tu hijo salió malcriado, ¿acaso es culpa mía? Mi amiga vio a Nolan regresar al país ayer, no sé qué lío estará tramando esta vez. No vaya a ser que termine perdiendo la vida.
—¿Qué dijiste? ¿Nolan volvió al país? —Las acciones de Margaret se detuvieron de golpe al escuchar aquello. Olvidó incluso los arañazos que Ava le había dejado en el rostro.
Fue Margaret quien soltó primero. Ava, después de desahogarse, ya no mostró intención de seguir peleando y añadió con frialdad:
—¿De qué sirve que me preguntes a mí? Si quie