Bianca se enfureció al oír aquello, pero como no conocía con exactitud los orígenes de Alessia, solo pudo alzar la voz para defenderla, replicando:
—¡Hmph, estás soñando! Si Alessia quiere expandir LR Studio en Canadá, mi familia la apoyará. No necesitamos a los Ramírez, que ya están al borde del colapso.
—Bien dicho, señorita Carter —intervino Riley para respaldarla también.
Margaret soltó una risita desdeñosa:
—Los Carter son poderosos, sí, pero, señorita Carter, ¿no es tu hermano quien se encarga de los asuntos de la familia? Y tú, doctor Riley, aunque tus habilidades médicas sean admirables, ¿tienes suficiente dinero?
Margaret habló con arrogancia. Sin embargo, no se percató del cambio drástico en la expresión de Harrison, quien hasta ese momento se había mantenido sereno.
Parecía haber llegado a su límite y, de pronto, estalló: le soltó dos bofetadas a Margaret con fuerza, maldiciendo:
—¡Mujer estúpida, cállate!
El arrebato repentino de Harrison dejó a Margaret atónita. Se cubrió