Valentina se lleva a los niños, convenció a Isabella para que ella y Alexander puedan tener un tiempo de paz a solas.
Lo que no sabía Isa, era que Alexander tenía mucho estrés acumulado y solo tenía una idea en mente para poder liberarlo.
A solas en la habitación, sus ojos brillantes destilan una expresión de desafío. Tiene los labios entreabiertos. Está esperando, alerta para atacar.
POV DE ISABELLA:
El deseo —agudo, líquido y provocativo— arde en lo más profundo de mi vientre. Me adelanto y me lanzo hacia él.
De repente se mueve, no tengo ni idea de cómo, y en un abrir y cerrar de ojos estoy en la cama, inmovilizada debajo de él, con las manos extendidas y sujetas por encima de la cabeza, con su mano libre agarrándome la cara y su boca buscando la mía.
Me mete la lengua, me reclama y me posee, y yo me deleito en su fuerza.
Lo siento por todo mi cuerpo. Me desea, y eso provoca extrañas y exquisitas sensaciones dentro de mí. No a Camille, con todo el porte y elegancia que tenía e