Mi familia fue atacada por lobos renegados cuando entramos en su territorio. Mi loba estaba gravemente herida y, al final, fui yo quien salvó a todos. Cuando me desplomé, agotada, nadie se acercó a mí, en cambio, todos corrieron hacia mi hermana adoptiva, Fiona, preocupados por unos pocos arañazos superficiales que ella tenía. Para cuando los miembros de la manada me llevaron a la enfermería, la curandera dio la cruel noticia: mi loba había resultado herida por una daga de plata y el cachorro de un mes que llevaba en mi vientre no iba a sobrevivir. Sin embargo, mi compañero, Luke, le había dado a Fiona el único tratamiento que salvaba vidas. Sin tener otra opción, rechacé los remedios de la curandera y alivié el dolor de mi loba con hierbas medicinales, sabiendo que solo viviríamos tres días más. En esos últimos días, lo dejé ir todo. Le di a Fiona todas mis posesiones y el dinero del seguro mientras mis padres sonreían aprobándolo. Firmé el acuerdo para romper el vínculo con Luke, el cual, sin dudarlo ni un momento, me lo pasó por encima de la mesa. Luke estaba satisfecho, creyendo que yo era considerada. Por otro lado, Kane, mi hermano, asintió con la cabeza cuando le dije que le diera mi habitación a Fiona. Incluso mi hijo, Jim, chilló de alegría cuando le pedí que la llamara “mamá”. Nadie se preguntó por qué le daba todas mis pertenencias a Fiona, en cambio, sus miradas de aprobación lo decían todo: “Bien, la vieja Emma ha vuelto”. Pero a medida que el reloj avanzaba, un pensamiento me perseguía: “Cuando encuentren nuestros cuerpos, el de mi loba y el de mi cachorro no nacido, ¿esa satisfacción se convertirá en arrepentimiento?”
Leer másEl tiempo pasó en silencio, y antes de darse cuenta, dos años habían transcurrido.Luke regresó a casa después del trabajo y se desplomó en el sofá, su mirada se posó en la foto mía que estaba sobre la mesa de centro.En la imagen, yo sonreía suavemente, serena y gentil, pero para él, parecía que hubiera pasado toda una vida.¿Alguna vez realmente había tenido su amor o simplemente lo había dado por sentado, sin darse cuenta de su valor hasta que se lo habían quitado?Él cerró los ojos. Al principio, el dolor de perder a su compañera era soportable, un dolor sordo fácil de ignorar.Pero con el tiempo, se había asentado sobre él como la nieve, capa tras capa, hasta que se endureció y se volvió hielo, aplastándolo bajo su peso.Actualmente, incluso respirar era una lucha constante.De repente, la puerta de la entrada se abrió, indicando que Jim había llegado a casa.En ese entonces que estaba en la escuela secundaria, tenía más tareas que nunca.Jim, apenas le dio un vistazo a su padre a
Los documentos cayeron al suelo con un estruendo y cuando mi padre los arrojó, todo su cuerpo temblaba de un furor apenas contenido.Sus ojos se llenaron de venas enrojecidas, mientras sus pupilas estaban dilatadas por una terrible mezcla de desolación y deseo de venganza.Fiona, esa serpiente venenosa, había explotado metódicamente su ingenuo sentimiento de compasión en sus años más vulnerables.Paso a paso y calculadamente, había destrozado el mundo entero de su hija mientras él, un tonto ciego, había facilitado esa destrucción.La revelación llegó como un impacto repentino: él mismo había introducido a esa malvada impostora en sus vidas, permitiéndole desalojar sistemáticamente a su propia hija.Y cuando Emma dio su último y agonizante suspiro... había sido demasiado tarde.Era demasiado tarde para pedir disculpas, para abrazarla o para salvarla.—¡Maldita seas! —El grito angustiado salió de lo más profundo de su alma cuando sus rodillas se doblaron.Sus dedos se clavaron en su cabe
Luke, desde que se enteró de mi muerte, se había sumido en la bebida.Jim, también, estaba abrumado por el dolor cuando su padre le dio la noticia. No sabía cómo consolar a Luke, quien estaba consumido por el arrepentimiento y la tristeza. En medio de su embriaguez, la rabia se apoderó de Luke, y este se dio la tarea de golpear y romper todo lo que tenía a su alcance.Jim también se consumía por la culpa, atormentado por las duras palabras que me había dicho antes de que yo me desmayara. Las lágrimas se acumularon en sus ojos cuando se dio cuenta de la cruel realidad: nunca me volvería a ver.Luego, el teléfono sonó, rompiendo el silencio.Luke lo ignoró, agarrando la botella con más fuerza. Nada podía alejarlo del alcohol, pues esa era su única escapatoria de un mundo donde ya yo no estaba.Al décimo tono, su paciencia se desmoronó, pero antes de que pudiera decir nada, una voz fría cortó el silencio:—¿Es Luke, el compañero de Emma?Al oír mi nombre, se sobresaltó y se puso sobrio de
El cuerpo de Luke se quedó rígido al escuchar las palabras del oficial. Su lobo, normalmente intranquilo, se quedó completamente quieto, como si lo hubiera golpeado un rayo.Con un rugido ahogado, Luke se lanzó sobre el policía y sus dedos se enredaron en la tela del uniforme mientras gritaba: —¡Te equivocas!Su voz hizo temblar las paredes de la estación.—¡Emma no puede estar muerta! Estaba perfectamente sana. ¡Revisa otra vez!El oficial seguía impasible, extendiendo el certificado de defunción como una sentencia de muerte.—Míralo tú mismo. Los registros oficiales indican que Emma Blackwood murió hace cuatro días en el territorio de la Manada Sombría. Su abogada personal lo ha verificado todo.Las rodillas de Luke se doblaron antes de que el oficial terminara de hablar, por lo que cayó de bruces sobre el suelo de hormigón, mientras que todo su cuerpo se retorcía con silenciosos sollozos.Detrás de él, la voz del padre de Emma se volvió salvaje.—¡Esto es una falsificación! —agarró
La madre de Emma miraba fijamente la pared de la enfermería, y solo volvió a la realidad cuando su compañero gritó su nombre por tercera vez.—¿Qué te pasa? —preguntó él con urgencia, con voz temblorosa.Ella parpadeó como si luchara contra un trance, hasta que finalmente indagó: —¿Has logrado contactar a Emma?La expresión de su compañero se transformó.—¡Todavía tiene el teléfono apagado, desde hace dos días enteros!Él se frotó las sienes con sus dedos callosos y comentó: —Tú sabes que ella nunca...Las uñas de la madre de Emma se clavaron en las palmas de sus manos, marcándolas.La escena se reprodujo una vez más en su mente: Emma firmando los documentos de traspaso, entregando a Jim en los brazos de Fiona... y luego desapareciendo por completo.Su pequeña loba nunca se había quedado fuera de casa durante la noche.Nunca había dejado una llamada sin atender.No, su Emma debía haber tenido algún problema.El pánico se apoderó de ella, mientras su loba gemía en su pecho, con un temor
Los nudillos de Fiona se pusieron blancos mientras golpeaba la pantalla de su teléfono, marcando por décima vez. Cada tono sin respuesta iba acompañado de una oleada de pánico.Cuando intentó llamar una vez más, del otro lado de la línea solo escuchó decir: —El número marcado actualmente está...—¡Maldita perra! —Su grito rompió el silencio de la enfermería, dispersando a los visitantes cercanos como pájaros asustados.Esa patética Emma, la rata que nunca se defendía, de alguna manera la había superado.Su respiración era corta y agitada.Sin el dinero, David revelaría todo: los registros médicos falsificados; los medicamentos “accidentalmente” intercambiados; la noche en que vio al abuelo de Emma ahogarse con su agua y no hizo nada.Luego, pensó en su salvación: Kane y Luke, sus fieles títeres.Limpiándo su rostro dominado por la furia, Fiona volvió a ponerse su máscara de fragilidad cuidadosamente elaborada y llamó un taxi.Veinte minutos después, la puerta de la enfermería se abrió
Último capítulo