Cuando finalmente encontré mi voz, era frágil y quebradiza.
—¿Entonces ya has decidido romper nuestro vínculo?
La paciencia de Luke se desmoronó.
—Emma, es solo para curar a su loba. Fiona es prácticamente parte de nuestra familia. ¿Por qué no puedes preocuparte por ella aunque sea una vez? Tú seguirás siendo mi verdadera compañera, no ella.
Abrí la boca, pero Jim me interrumpió.
—Mamá, Fiona es amable. Todos la queremos. ¿Por qué no lo intentas? Ella está sufriendo en la enfermería.
Se me hizo un nudo en la garganta y no me salían las palabras.
Seis años de amor y de sacrificio.
¿Y al final? Yo era descartable.
No solo para mis padres y para Kane, sino para mi propio compañero y mi cachorro.
Me enfrenté a la mirada de Luke, luego dije con voz fría y calmada: —Muy bien, lo romperé.
Su respiración pareció detenerse por unos segundos, hasta que, incrédulo, cuestionó: —¿De verdad?
Luego, se apresuró a buscar los papeles.
—Aquí está, fírmalo. No hay vuelta atrás.
Pude sentir como el corazón de mi loba sangraba. Las lágrimas empañaron la página mientras firmaba.
Seis años se borraron en un abrir y cerrar de ojos.
Me di la vuelta para irme, pero Luke me agarró por la muñeca y dijo: —Emma... hiciste lo correcto.
—Una vez que Fiona esté mejor, te reclamaré. Lo prometo.
Jim me abrazó, sonriendo.
—¡Mamá! Estoy muy orgulloso de ti. Finalmente estás siendo desinteresada.
Sus caras felices y su risa alegre destrozaron la última llama de esperanza que quedaba dentro de mí.
Antes, por ellos, habría hecho lo que fuera por mantenerme en el mundo, aunque tuviera que estar atrapada en esa prisión que era la enfermería, pero en ese instante... solo rezaba para que la muerte me reclamara rápidamente.
Ya no quería nada, ni a nadie.
Me levanté en silencio y me dirigí despacio hacia la cocina por un vaso con agua, pues tenía la garganta seca, pero de repente, como si hubiera caído en un abismo, todo a mi alrededor dio vueltas y caí al suelo rápidamente.
—¡Emma! —La voz de Luke resonó.
Cuando forcé mis ojos a abrirse, sus miradas de disgusto hicieron que me quedara inmóvil en el suelo.
—Mira, papá —soltó Jim —. Mamá está fingiendo de nuevo. Es otra patética actuación. Fingió desmayarse para hacernos sentir culpables.
Luke sonrió con desdén y dijo: —Teníamos un trato, Emma. El vínculo permanecerá roto hasta que Fiona se recupere. ¿De verdad pensaste que esta actuación barata cambiaría algo? ¿Que me quedaré si finges estar enferma? Siempre recurres a estos trucos.
Agarrándome de una silla, me arrastré hacia arriba.
El espejo solo mostraba una fachada de como yo me sentía en realidad, ya que las hierbas enmascaraban mi decadencia, pero el gemido agonizante de mi loba resonaba en mis huesos.
Tres días, eso era todo lo que le quedaba de vida a mis órganos.
—Si ya terminaste de hacernos perder el tiempo —espetó Jim —, nos vamos a visitar a Fiona.
—Yo me uniré a ustedes —dije con voz era helada —. Hay documentos que ella debe firmar.
Luke ni siquiera se inmutó, seguramente mis padres le habían dado la noticia.
Cuando llegamos, Fiona estaba tumbada en la cama de la enfermería, comiendo uvas como una reina mandando desde su trono.
—¡Emma! Qué... atenta eres, viniste a visitarme.
Su tono meloso no podía esconder el triunfo que brillaba en sus ojos, pues su mirada era como la de un ladrón admirando su corona robada.
—¡Oh, Emma!
Mi madre se emocionó y aplaudiendo como una foca entrenada, comentó: —¿Acaso no eres afortunada? Fiona se está llevando todas esas tediosas empresas de tus manos. Ahora puedes... oh, no sé, dedicarte a...
Mientras mi madre hablaba, yo puse lentamente los documentos del seguro sobre la mesita de noche y dije: —Aquí está también el dinero de mi seguro. Creo que es mejor transferírselo a Fiona.
Sin embargo, no hubo respuesta, solo un largo y pesado silencio.