POV: Credence Foster
Aguantar a Helena durante todos estos días en esa patética luna de miel fue la peor tortura que he tenido que soportar.
La muy tonta creía que me casé con ella por amor. Me pedía caricias, atenciones, que le comprara joyas, ropa y hasta quería que le tomara fotos fingiendo que éramos una pareja feliz. No me negué a nada… porque todo eso era parte del teatro.
Pero lo más asqueroso eran sus ridículos intentos de seducirme cada noche.
Se ponía lencería, me bailaba, se metía en la cama sin ropa, fingía tener migraña solo para que la “consintiera”… Pero nada de eso funcionaba. Porque ni con toda la piel al aire lograba provocarme algo.
La única mujer que lograba prenderme, aún con una bata o vestida de monja, era Danika.
Mi Danika.
Jamás me acostaría con Helena.
Ni hoy. Ni mañana. Ni nunca.
Mi cuerpo, mi deseo, mi amor, todo lo que soy… le pertenece solo a Danika.
Tuve que casarme por orden del viejo, para mantenerla con vida. Pero ya faltaba poco. Muy poco para ejecu