POV: Danika Klein
Me arrastró hasta su auto . Lincoln intentó levantarse del suelo al ver lo que pasaba, pero dos hombres vestidos de negro —guardaespaldas de Credence, sin duda— se acercaron como sombras y lo sujetaron con fuerza, inmovilizándolo contra el pavimento.
—¡Credence, por favor, no! ¡No lo hagas! —grité, mientras pataleaba, pero fue inútil.
Me abrió la puerta del auto con una sola mano y me empujó dentro, sin ninguna delicadeza. Caí sobre el asiento, con el corazón latiendo desbocado. Intenté salir enseguida, desesperada, pero las puertas estaban cerradas por dentro.
Bloqueadas.
Presas.
Igual que yo.
Aun así, intenté abrirlas, golpear los cristales, hacer algo… cualquier cosa. Pero fue entonces cuando él giró su rostro hacia mí, con esa expresión fría, tan vacía de humanidad, que me hizo helar la sangre.
—Intenta abrir esa puerta una vez más… y te juro que no respondo por lo que te haré, Danika —susurró, con voz baja, lenta… peligrosa.
Me quedé inmóvil.