POV : Tercera persona
Danika comenzó a recuperar la conciencia lentamente.
Sintió primero el pinchazo sutil de una aguja en su mano izquierda. Luego, unas manos ajenas tomándole el pulso con rapidez. Al abrir los ojos, la luz tenue de la habitación le provocó un ligero mareo. Tardó unos segundos en comprender que seguía en la mansión… en la habitación de Credence. Pero él no estaba allí.
Frente a ella había un doctor. Uno que no conocía.
—Ya ha despertado… eso es bueno, señorita —dijo con una voz serena.
Ella asintió de inmediato, con el miedo temblándole en los labios. Su respiración se aceleró. Su mayor temor no era ese dolor constante en el pecho, ni siquiera la punzada en la garganta al hablar. Lo que más le aterraba… era que el doctor descubriera su enfermedad y se lo contara a Credence. No podía permitirlo.
No ahora.
—Señorita… —prosiguió el doctor con una expresión preocupada—. Lo que tiene usted es muy grave. Debo decírselo al señor Foster para que la lleve a un hospital. Est