Solo un poco....
—Veo que ya te sientes mejor —dijo la voz grave de su tío, apoyado junto al auto con una mano en el techo como si estuviera a punto de irse, aunque parecía no tener prisa.
Dante, vestido con ropa deportiva y con una botella de agua medio llena en la mano, se giró lentamente. Había planeado salir a correr antes de la cena. O al menos fingir que tenía energía para hacerlo.
—Sí... sí, tío. Ya estoy mejor —respondió, forzando una sonrisa que no alcanzó a tocar sus ojos. Seguía sintiendo el mismo peso agudo en el pecho desde la noche anterior. Lo de Isabella no se borraba con un poco de aire fresco.
Lorenzo soltó una risa breve, más amable que divertida.
—Me preocupaste ayer, Dante. Pensé que ya todo estaba superado... lo de la nota, la discusión. Pero cuando no apareciste en el almuerzo por el cumpleaños de Isabella, supe que no era así.
Dante bajó la mirada, removiendo el agua dentro de la botella con los dedos. Tomó aire.
—Tío, de verdad, estoy bien. Solo... no quería incomodar a nadie