A la mañana siguiente, tal como lo prometió; Oliver la llevo fuera de la ciudad hasta el sitio donde había estado viviendo y trabajando todo ese tiempo.
—¿Estás segura de esto? —le cuestiono al estacionarse frente al centro de rehabilitación y es que aún tenía esperanzas de poder convencerla de lo contrario.
Anhelaba más que nada poder llevarla a ella y a su hijo de regreso a la ciudad, tenerla de nuevo en la casa y no dejarla salir de ahí. No obstante, debía aceptar su decisión; pues si la forzaba sería algo que jamás le perdonaría y hasta probablemente le alejaría de su lado.
Para su fortuna, debía reconocer que todo ahí parecía muy tranquilo y seguro, lo cual era un aliciente a sus inquietudes.
—Si, ya lo hemos hablado y esto es lo mejor para todos. Necesitamos conocernos, tomárnoslo con calma antes de dar un paso definitivo. Es necesario vivir lo que no pudimos antes y que nos hizo tanta falta, pues en buena parte fue por eso por lo que Barbara pudo engañarnos como lo hizo. Para c