Al colgar, volteó a ver a Oliver; tomando una de sus manos al sentir de nuevo una contracción.
—Respira con calma y aguanta —le pidió, brindándole todo su apoyo.
—Eso intentó, pero no puedo más —reconoció, demasiado cansada; justo cuando una nueva contracción le asaltó.
—No sueltes mi mano —le ofreció, creyendo podría ayudarla a superar el dolor.
—Debes hacerlo por el bebé. ¡Resiste! —le pidió, colocando la otra mano en su vientre con cariño, gesto que a Emma no le pasó desapercibido.
—Hay algo que debes saber —aseguro, tratando de respirar profundamente para hablarle.
—Calla, guarda tus fuerzas —le aconsejó.
—No puedo, esto es algo que debí decirte desde hace mucho y no pude —insistió, tratando de aguantar.
—Lo que sea no debe ser algo tan importante, solo calma y déjalo para después —le instó, preocupado por lo mal que parecía estar.
—Tengo que hacerlo ahora, porque puede que luego sea demasiado tarde —reconoció, colocando entonces la mano sobre la que él tenía en su vientre, sosteni