Un par de horas después, el doctor Álvarez apareció en la sala de espera y se presentó ante la familia; quienes esperaban por noticias. Al verlo, se le acercaron muy preocupados por lo que tuviera para decirles.
—¿Cómo están? —le cuestionó Oliver, desesperado por saberlo.
—Con vida —respondió, siendo más bien críptico.
—Por favor, sea más claro; el niño es mío —reveló sin reparo alguno Oliver y es que necesitaba saber lo que pasaba con toda sinceridad.
—¿Tu eres el padre? —le preguntó, un tanto sorprendido y a decir verdad, éste mismo aun no lo creía del todo.
—Lo soy, ahora dígame lo que sucede —le insto, desesperado por conocer el estado de ambos.
—Tuvimos que practicarle a Emma una cesárea de emergencia. Presentaba una hemorragia, así que apenas sacamos a la criatura nos ocupamos de estabilizarla —respondió sin entrar en detalles técnicos, mismos que no entenderían.
—¿Están bien? —reitero, muy asustado porque no fuese de ese modo.
—¿Cómo está el niño? —preguntó Luisa a su vez, ansio