Capitulo 1

Un buen día llegó a visitarles un viejo amigo de la familia, quien resultaba ser un eminente médico en el área de las lesiones lumbares y espinales.

—¿Cómo esta Oliver? —les cuestionó una vez estuvieron sentados en el estudio tomando una taza de té.

—Los médicos no han visto ninguna mejoría en su condición, tal vez tú puedas tratarlo —sugirió Frederick, el padre de Oliver, consciente del buen médico que era y ya que estaban desesperados por alguna mejoría se atrevió a molestarle.

—El Doctor Paredes es un muy buen médico y de toda mi confianza. He visto los estudios de Oliver y ha hecho todo cuanto pudo por él. Nada de lo que yo pueda hacer hará la diferencia; además saben qué hace años que yo ya no ejerzo —le respondió para su desgracia.

—Aunque si puedo darles un consejo —se atrevió a proseguir luego de un momento, atrayendo a la atención de ambos. 

—Sus posibilidades de una recuperación satisfactoria aumentarían de manera exponencial si accediera a comenzar cuanto antes con una terapia de rehabilitación —les dijo, aun estando consciente de que esa opción ya se les había presentado con anterioridad y aun así esperaba hacerles ver cuán importante era esta.

—Creme que lo sabemos, pero él ha entrado en un estado casi depresivo y nos preocupa. Se niega de forma rotunda a salir de su habitación o a tratarse, las enfermeras que hemos contratado para que le ayuden no resisten su comportamiento y nos ha sido imposible lograr que vaya a las sesiones de rehabilitación —reconoció Luisa, la madre de Oliver, al borde de las lágrimas por la frustración.

—La última sólo soportó 5 días y renunció. A los únicos que permite acercarse es a nosotros y a sus hermanos, pero ellos son jóvenes y tienen otras cosas que hacer. No pueden aislarse por siempre para atenderlo, además de que ninguno de nosotros sabe cómo cuidarlo correctamente, necesita de alguien profesional que le ayude a recuperarse —admitió Frederick, consciente de las nuevas necesidades de su hijo, mismas para las cuales ninguno de ellos estaba preparado.

El doctor Álvarez se les quedó viendo por un momento, comprendiendo muy bien su dilema; fue así hasta que de pronto creyó encontrar una solución a sus problemas.

—Ya me habían llegado esos rumores y en aras de nuestra amistad, me permito recomendarles una gran enfermera que estoy seguro podría brindarles lo que tanto requieren. Después de todo, si lo que necesitan es una enfermera que pueda soportar su difícil carácter, entonces creo que conozco a alguien perfecto para su situación —les dijo, sorprendiéndolos.

—No te ofendas, pero estamos cansados de contratar enfermeras y que él las ahuyente en cuestión de horas, tan solo. No creo que alguien sea capaz de sobrellevar su carácter, sobre todo ahora —reconoció Luisa, consciente de que eso era verdad y es que si bien en el pasado era un hombre de carácter fuerte y apasionado; después del accidente eso solo se magnifico. 

—Lo entiendo, pero estoy seguro al decirles que de quien les hablo es perfecta para el trabajo. Ella está muy familiarizada con el tipo de lesiones que él padece, además de que suele encargarse de los casos más difíciles y no le asusta hacerlo. Metería las manos al fuego por ella y su capacidad; de no ser el caso, no se las habría recomendado jamás —afirmó, totalmente convencido de lo que decía y eso se veía en la expresión de su rostro.

—¿Confías en ella para realizar esta tarea? —le cuestiono Luisa, quien parecía un tanto insegura al respecto.

—Lo hago, en efecto. Confió en ella por completo; más debo advertirles que sus métodos, aunque efectivos son poco ortodoxos. Puede que les extrañe su forma de tratar a los pacientes, pero tengan por seguro que sabe muy bien lo que hace y sobre todo que da resultados —les aseguro con una sonrisa y es que había visto el mismo lo que era capaz de hacer.

—En ese caso danos sus datos, ya no podemos más con esta situación —pidió Frederick, ansioso por una solución.

—Si les parece bien, déjenme hablar primero con ella. Debo plantearle las necesidades y complejidades de este trabajo; pues no suele aceptar empleos fijos, aunque estoy seguro de que si se lo pido accederá —les dijo confiado de que sería de ese modo.

—En ese caso hazlo cuanto antes, te lo pedimos.

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