Stella es una joven que adora hornear pastelitos y nunca le ha importado lo que los hombres piensen de ella; por supuesto, esto era algo así como una ofensa a su abuela quien ardía en deseos de convertirse en bisabuela pronto. Así que se le ocurre un brillante plan: Ella tomaría el asunto en sus propias manos. ¿Cómo? Poniendo un anuncio en el periódico, como en los viejos tiempos. Jeremiah estaba borracho cuando leyó aquél inusual anuncio en el periódico local. Como el Alfa de la manada más grande del país, se encontraba en un punto de su vida en el que estaba pensando en renunciar seriamente ya que estaba harto de recibir a las hijas, primas, tías, hermanas.... del resto de los Alfas con la esperanza de que alguna fuera su pareja. Cuando el peligro de una rebelión y que otras mandas quisieran quitarle su territorio, le pareció en ese momento de confusión alcohólica que sería una excelente idea responder al anuncio y así tendría una buena tapadera para que las otras manadas (y la suya) lo dejaran en paz. Por su parte, Stella estaba cansada de los insistentes intentos de emparejarla de su abuela, así que buscó en internet un servicio de agradables caballeros para que alguno se hiciera pasar por un novio ficticio. Así que en cuanto lo contrató y al día siguiente se encontró al hombre más guapo que había visto en su vida, sabía que había tomado la decisión correcta.
Leer másJeremiah.
-Por supuesto que estoy hablando en serio.
Era la primera vez en meses que me permitía tomar más de un pequeño trago.
La situación con las manadas aledañas había sido tensa en el mejor de los casos y hostil en el peor. No podía darme el lujo de relajarme cómodamente sobre mi trasero mientras los osos, las panteras, los tigres y los pumas estaban atentos a cualquier debilidad para poder venir y tomar las tierras de mi manada.
¿Por qué estaban tan ansiosos por mi tierra? Porque teníamos ríos cristalinos, cuevas profundas, tierra rica para el cultivo, maderas preciosas… en fin. Teníamos entre nuestras patas un verdadero paraíso y eso lo sabían todos los weres a la redonda.
-Solo toma a una compañera y resuelve el asunto. – Dijo mi Beta Oscar haciendo un gesto divertido con su mano. - No es tan difícil.
-Ya te lo dije, no tomaré a cualquiera. Quiero encontrar a mi pareja. – Dije al Oscar de la izquierda que no dejaba de moverse… o quizá solo fuera mi mala visión después de veintiún botellas de wisky puro.
Una pérdida de dinero ya que por la mañana mi metabolismo de hombre lobo me dejaría como nuevo.
- Ya has buscado en todas las manadas de lobos de todos los Continentes y no está. ¿Qué te hace pensar que aparecerá en la siguiente semana para resolver una parte de nuestros problemas?
Mi Beta tenía un excelente punto. Había dedicado mi juventud a buscar a mi pareja en todas las manadas conocidas y lo seguí haciendo cada dos o tres años durante décadas. Tenía solo un par de semanas más o menos antes de que mi manada se rebelara, me abandonara o cambiara de territorio.
¿Por qué solo ese tiempo? Porque se acercaba el día de mi cumpleaños.
Eso era lo que pasaba cuando un Alfa no tenía herederos después de los primeros cincuenta años de su vida. La manada tenía instinto de supervivencia, así que no se quedarían al lado de un Alfa que no pudiera traer sangre nueva y un nuevo heredero al puesto. Era parte de nuestra cultura.
Ya habían comenzado los disturbios y la incomodidad entre mis filas; esto no haría más que empeorar así que con todo esto pasando creí apropiado emborracharme hoy y pensar en qué demonios hacer mañana.
-Sé que tal vez mi compañera no aparezca en las siguientes horas. – Dije lentamente mientras me levantaba y zigzagueaba hacia la mesa por otra botella. – Pero no puedo simplemente obligarme a querer a otra loba que no sea mi mate.
-¿Quién dijo algo acerca de “querer”?- Preguntó resoplando Oscar. – Yo estoy diciendo que solo tomes a cualquiera de las hembras que te han ofrecido los Alfas de los territorios colindantes. Así tenemos otra manada aliada y un heredero a todo lo que hemos estado preservando en estos años.
Las manadas de weres colindantes habían estado tratando de meter en mi cama a sus hijas, hermanas, primas… y a cualquier hembra en edad reproductiva de sus manadas con el único fin de que nuestro “heredero” estuviera al mando de ambas manadas.
Por supuesto, como hombre lobo, mi especie prefería no mezclar los genes weres, pero otras manadas no eran tan quisquillosas con el asunto. Específicamente, las otras manadas no eran quisquillosas con mi especie porque mi territorio era el más grande de todo el continente.
-Aun así, no quiero atar a nadie a mí cuando ambos sabemos que nunca la amaré. - Dije convencido. - Además, ¿Qué pasará cuando encuentre a mi mate?
-Pues nada, dejas a la chica provisional y listo. – Dijo encogiéndose de hombros.
Yo gruñí en su dirección.
-¿Te crees un experto en el tema solo porque tu mate se encontraba a dos pasos de distancia?
Oscar había tenido la bendición de saber desde pequeño que su vecina de enfrente era su pareja destinada. Habían estado juntos desde la adolescencia. Lo envidiaba.
-No eran dos pasos, eran diecisiete. – Dijo mi Beta en tono dulce mirando al techo con una sonrisa tonta. – Pero no estamos hablando de mi amada Valentina. Estamos hablando de conseguir a cualquier chica para llenar el puesto, evitar una rebelión en la manada y una guerra por el territorio con los otros weres.
Yo gruñí frustrado y cerré mis ojos mientras vaciaba la botella por mi garganta.
-No es tan difícil conseguir a una hembra dispuesta…
-No. – Dije arrojando la botella en cualquier dirección. Ambos ignoramos el estruendo que causó la cosa al romperse y el desastre en el que se convirtió en el piso. – El problema no es encontrar una hembra dispuesta, el problema es que ninguna se apartaría de buen grado de mi lado cuando encuentre a mi compañera.
Nos quedamos callados un par de minutos. Él sabía que yo tenía razón. Después de todo, la posición de Luna de mi manada era el sueño húmedo de cualquier hembra oportunista.
La repentina palmada en el aire me hizo saltar un poco y abrir mis ojos. ¿En qué momento los había cerrado?
-¡Ya sé! Tengo una excelente idea. - Dijo y se levantó /Tambaleó en dirección al bote de basura de mi oficina. Yo lo observé intrigado cuando comenzó a rebuscar dentro. - ¡Ajá! ¡Lo tengo!
Me extendió el periódico local de un pueblo cercano.
-Mira en la página de anuncios. – Dijo dando pequeños y borrachos brinquitos por el lugar. - ¡Es perfecto!
Leí con desconfianza entre anuncios de productos y mecánicos hasta que encontré lo que supuse era el brillante plan de mi beta.
“Chica hermosa, soltera y codiciada está en busca de un hombre soltero que quiera tener una amplia descendencia. No importa la raza, sus creencias o el tamaño de su billetera siempre y cuando esté de acuerdo en comenzar la producción de bebés de inmediato. Si estás interesado, comunícate al 923 – 343 -445 y agenda una cita con la señora Jenrick para que puedas conocer a la hermosa mujer que será la madre de tus hijos. “
Mis cejas se elevaron y aparté el periódico para ver la cara sonriente de mi beta.
-¿Tu idea es que me comunique con una HUMANA para que se haga pasar por mi pareja oficial?
-¡Si! Piénsalo, ella quiere tener hijos y tú necesitas tener hijos. ¿Qué importa si es tan fea como un troll? Tampoco tiene que saber sobre nuestra naturaleza lobuna o el supuesto puesto que ella ocuparía en la manada. Cuando encuentres a tu pareja, le puedes decir simplemente que no funciona la “relación” y pelear una cosa llamada “custodia” de los niños. A los humanos se les permite tener un montón de parejas y no sufren por ello. – Dijo con un gesto despectivo de la mano cuando comencé a gruñir en su dirección. - Conocemos un par de abogados muy buenos y…
-Esa es la idea más…
Dejé de gruñir y analicé, realmente analicé todo lo que acababa de decir mi beta. En realidad… no era un mal plan.
-… brillante del mundo. – Dije con una sonrisa. – Dame tu celular.
Mi beta lo arrojó en mi dirección y siguió con sus brincos borrachos por mi despacho.
Yo levanté ambas manos y por fortuna atrapé uno de los cinco que había lanzado, luego esperé pacientemente a que me contestaran.
-¿Quién es y por qué me llama tan tarde por la noche? – Dijo una voz gruñona al otro lado de la línea.
-Buenas noches, ¿Es usted la señora Jenrick?
-Lo soy.
-Bien, hablo por el anuncio y acepto. – Dije con una enorme sonrisa. - ¿A qué dirección debo ir y comenzar a fabricar bebés?
-Alto ahí. Antes de darte cualquier cita con mi nieta, necesito que me respondas un par de preguntas. – Dijo sin cambiar su tono malhumorado y sin darme tiempo a responder. - ¿A qué te dedicas?
-Soy dueño de una empresa maderera. – Dije con cuidado. Ciertamente, ese era nuestro negocio con los humanos.
-Bien. ¿Cuántos hijos quieres tener?
-Todos los que mi compañera me pueda dar. – Dije sinceramente.
-¿Eres del pueblo?
Suponía que se refería al pueblo del periódico.
-No. Vivo cerca.
-Me agrada; por último ¿Tiene usted una familia numerosa?
Por supuesto que mi manada era numerosa. La más jodidamente numerosa del continente.
-Si. Un montón de… gente.
-Perfecto. Mañana puede venir a la siguiente dirección.
Tomé rápidamente un papel y escribí la dirección antes de que la humana me colgara el teléfono. Busqué la dirección en internet y sonreí al ver que solo estaba a veinte minutos de distancia.
-Parece que mañana tengo una cita. – Dije con una sonrisa.
-Felicidades. – Dijo mi beta dándome otra botella. – Para mañana a esta hora ya habrás hecho a tu primer heredero, te lo aseguro. ¿Otra ronda?
Por supuesto que si.
Diez años después. Manada de Linden. -¡No corran! Oh, m****a. -¿Qué sucede, cariño? -¿Qué crees que sucede? Los chicos en mi vientre protestan porque los chicos fuera de mi vientre corren como salvajes. - Murmuré. Duncan se rió. -Son lobos, Stella. ¿Por qué tendrían que estar quietos mientras los adultos hablan sobre cosas aburridas? -Secundo a Duncan. - Dijo Megan. - Mira a los míos, creo que están enterrando a su padre en el patio. -¿Otra vez? - Pregunté curiosa. -Creo que más bien ha sido el Alfa Corbin quien hizo el agujero y luego convenció al resto de los cachorros de jugar a esconder al gato. - Dijo Lilian frotando su abultado vientre igual al mío. -¿A ese gato se refería? - Preguntó Ema mirando hacia la ventana. - Pensé que hablaba sobre jugar con nuestro cachorro mayor. En ese momento entró la abuela junto a su pareja y dejaron la comida sobre la mesa. -¿No es agradable comer una vez a la semana con la familia? - Dijo radiante y luego miró hacia todos lados. - ¿Dó
Un oso. (Día de la unión del Alfa) Stella había llegado unos minutos antes al lugar y me puso a custodiar el pastel para que, y cito, "dure más de cinco minutos en las golosas manos de tu manada". Era un honor y un privilegio ya que sabía que Stella pagaba los favores con cualquier delicia horneada que pidiéramos. Había sido así desde que la conocí y decidí seguirla para protegerla de cualquier peligro. Esas manos nunca deberían de ser lastimadas por nada del mundo; era una lástima que fuera humana, así que ponía extra cuidado en mi trabajo. Mi Alfa estaba bien con ello, por lo que todo estaba bien aunque viviera actualmente en la manada de los lobos. Creo, sin temor a equivocarme, que nunca habíamos tenido tanta apertura con otras manadas como ahora. Estaba seguro de que todo era una increíble cadena que comenzaba con la humana pastelera. ¿Quién hubiera pensado hace cincuenta años de que lobos, osos y were gatos entrarían y saldrían de otros territorios a voluntad? Incluso
Regresé al cuarto en donde había puesto mi ropa, me vestí y fuí hacia el sitio que parecía ser la enorme recepción de la manada. Estaba... saturado de osos. -Ahí está. - Gruñó con fuerza Corbin y los osos me dieron espacio para avanzar. Caminé tímidamente ante la mirada de todos los osos hacia Corbin que se encontraba encima de un escritorio. Me tendió una mano y yo subí junto a él. -Ésta hembra es mi elección de pareja. - Gruñó a todos. - Si alguien tiene alguna queja, puede hablar ahora. Hubo silencio en el lugar. Solo duró unos segundos hasta que un macho levantó la mano. -Tengo una pregunta para ella. Miré a Corbin, él se encogió de hombros. -¿Si? -¿Sabes hornear? -No. Una ola de coros decepcionados sonó por todo el lugar. Incluso vi a algunos cachorros comenzar a llorar. -¿Qué hay de la pastelera? - Preguntó una voz al fondo. -¡Si!, ¿Qué hay con ella? -Gritó otra voz. -¡Ya les dije que esta emparejada y que de todas formas no me interesaba! ¡Joder c
Me encontraba relajándome en el baño de Corbin después de una muy larga semana de trabajo.Él y su madre eran bastante ambiciosos y no perdían la oportunidad de conseguir nuevos clientes, así que no había tenido un descanso. Incluso había trabajado algunas horas extras que me fueron pagadas en efectivo... y con un montón de orgasmos al final de mi día, pero eso último lo consideraba un bono.También trabajaba horas extras enseñándole modales al grandulón. ¿Pueden creer que era más probable que dijera "lo siento" a un "gracias"? A mí me gustaban los hombres con modales, así que se lo hice saber y al siguiente día ya era un alumno que me prestaba atención. El día después me consiguió unas gafas de montura a las que vi con una ceja arqueada.Él se encogió de hombros.-Me pone jugar a la maestra y el buen alumno.Se lo permití solo porque me había convencido de ponérmelas usando su lengua por muchas horas. Merecía un premio, ¿No?Escuché el ruido de la puerta y abrí un ojo.-¿Quién osa m
Seguí el olor de Corbin hasta llegar a su habitación. Una habitación con la puerta abierta. Lo encontré sobre su cama restregando mi vestido sucio por su cara. Parpadeé. -¿Qué sucede, Ema? - Preguntó sin inmutarse. -Eh... - Me aclaré la garganta. - Frazadas. Si, venía a preguntar si tenías un par extra. -Las frazadas están al pie de la cama de invitados. ¿No las viste? -No. -Susurré. Él seguía sin cortarse sobre... lo que sea que estuviera haciendo con mi vestido. Después de un largo minuto de silencio, por fin apartó la cosa de su cara y me miró. -¿Tienes frío, dulce Ema? Asentí. -¿Qué es lo que realmente necesitas para calentarte? -Una chimenea. Él se echó a reír. -No tengo una de esas en este lugar. Dió algunas palmaditas a su lado y de pronto me encontré subiendo a su cama. Giró todo su cuerpo hasta que ambos estuvimos recostados frente a frente. -Ema, siempre he sido un hombre muy directo. Te he hecho saber que te veo como una potencial pareja, a
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea.-Yo... ¿Necesitas transporte?-No estoy tan lejos, puedo correr...-Ah, entonces yo le avisaré al Alfa si es que llegas después que él. Ten un lindo día, Ema.Y colgó.Sacudí la cabeza preguntándome qué era lo que acababa de suceder y luego di un par de clics a la computadora de Corbin.Me eché a reír.Su "virus" era una para nada sugerente sucesión de fotografías de cafeteras nuevas que aparecían como fondo y protector de pantalla. Lo eliminé y puse un bonito bosque.Salí de la oficina y le sonreí al ver que me esperaba en la pared opuesta. Su madre había desaparecido.-Pienso que tu virus seguirá apareciendo si no compras algo decente en el que puedan servirse un buen café. Él gruñó. -Y yo pienso que todos aquí tienen suerte de que necesite personal.La habitación se puso tensa, pero yo lo sabía mejor. Si de verdad le molestaran sus pequeñas bromas, ya habría pedido nombres.Le tomé la mano.-¿Me das un recorrido antes de que me va
Último capítulo