Primeras fisuras

La cena había sido buena. Nada extraordinario, nada fuera de lo habitual. Lentejas con arroz, pan casero, una copa de vino tinto que Sophia tomó despacio. Gabriel había llegado con una torta helada y una actitud más dulce que de costumbre. Parecía cómodo, incluso relajado, como si estuviera verdaderamente en casa. Y quizás, pensó Sophia, lo estaba.

Después de cenar se quedaron hablando en el sofá, con la lámpara encendida sobre la mesita baja y el perro dormido a los pies de ella. Rex apenas se movía cuando Gabriel venía; lo miraba, olfateaba su pantalón con desgano, y volvía a dormirse. Sophia no sabía si agradecerle o preguntarse qué intuía el animal

—Me encanta esta luz —comentó Gabriel, reclinándose contra el respaldo del sillón y estirando una pierna—. Tiene algo de refugio. Como si el mundo estuviera afuera y acá no pudiera entrar.

—Eso es lo que busqué siempre —dijo ella, con la taza de té aún caliente entre las manos—. Un lugar al que no haya que pedirle permiso para descansar
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP