—¡Muy buenas tardes a todos los fanáticos del rugby que nos acompañan desde distintas partes del país y del mundo! ¡Aquí estamos, en un estadio repleto que vibra con una energía casi mística! No hay más entradas, Roberto. Estadio al máximo de sus capacidades. Hoy no es un partido más. Hoy es historia.
—Así es, Claudio. Hoy no sólo abrimos los partidos del Mundial de Rugby, sino que hoy se cierra un círculo y se abre otro. Hoy vuelve un hombre que, por mucho tiempo, pensamos que no volveríamos a ver en una cancha. El vikingo. El monstruo. El capitán que cayó y volvió a levantarse.
—¡Hoy vuelve Thomas Sclavi!
El estadio vibraba a los pies de los comentaristas. Claudio y Roberto estaban ansiosos por ver entrar a la Bestia.
—¿Quién hubiera creído que el capitán caído, el que lo perdió todo, el que casi no camina... iba a regresar para cerrar su historia en la cancha donde comenzó todo?
—Permíteme, una pequeña aclaración, Claudio. Porque no quiero que la gente piense mal. Thomas viene, no