La última en pie, esa siempre debo ser yo. No importa quién se cruce en mi camino, no pienso bajar la frente ni doblegar mi voluntad. Soy la dueña de este infierno que me obsequiaron.
Isabella
Cuando estoy lista, salgo del vestidor y voy directo a la puerta, Valentina se me queda viendo esperando a que le diga algo, pero la ignoro.
—¿De verdad quieres que la tire? —pregunta deteniéndome.
—Sí —respondo y cierro la puerta detrás de mí.
Escucho que la puerta se abre y sus pasos acercándose a toda prisa.
—¡Sabe dónde vives, puede venir a buscarte en cualquier momento, insistir para que salgas con él! —exclama sin tomar aire.
—Ese caballero puede hacer lo que se le venga en gana, nunca le dije mi nombre ni pregunté el suyo, nuestro acuerdo fue solo sexo y olvidarnos al día siguiente —señalo.
De verdad que algunos hombres no usan las neuronas como se debe. No entiendo por qué quiere volver a verme cuando claramente le dije que sería solo sexo de una noche, ¿es tan difícil de entender eso?
—L