Todo en torno a él desapareció. Mis ojos, conmocionados por sus palabras, permanecierón observándolo, mientras la sangre huía de mi rostro y me dejaba tan pálida como una hoja de papel.
—Sasha pertenece a mi mundo y me ayudará a encontrar al bastardo de tu hermano, bonita
¿Por "mundo" se refería a la mafia? Estaba claro que sí, Sasha era igual a él, una cazadora que rastrearía a mi hermano y lo arrastraría ante ese sicario, ese hombre que yo amaba y que era el papá de mi bebé. Tuve un mareo repentino que me hizo querer salir de allí cuanto antes.
—Disculpenme... —me pusé en pie y traté de irme.
Fui hasta la puerta, pero antes e poder cruzarla, los largos dedos de Jonathan se cerrarón en torno a mi delgada muñeca. Me jaló hacía él y me arrastró de nuevo a esa extraña reunión.
—Te quedas. Sientate —hablado, me forzó a sentarme junto a él, a su derecha.
A su izquierda, estaba Sasha. Jonathan se llevó su tragó a los labios y escondió una sonrisa cruel, con mi mano aún atrapada por su aga