Sue Miller, una crupier en un casino de Las Vegas, se convierte en una moneda de cambio cuando es repentinamente tomada como "rehén" por Jonathan Verstappen, dueño del casino y sicario de la mafia. Johann ha perdido a su hermana a manos del gemelo de Sue y tomarla a ella es su método para recuperarla.
Leer másSalté desde el tejado de la casa, al suelo y reprimí un doloroso quejido causado por el golpe contra el concreto. Pero no tenía tiempo para lamentarme y llorar, enseguida me levanté y corrí por la vacía calle. Ese barrio estaba totalmente abandonado, con casas vaciadas por la delincuencia y calles solitarias, incluso a plena luz del día. Corrí lo más rápido que me lo permitía mi cuerpo debil, solo alentada por la esperanza de reunirme con mi bebé y volver a cargarla.No quería morir allí, sin verla de nuevo. Así que forcé mis piernas a avanzar, me tambaleé por las calles, hasta que me quedé sin aliento. Y justo cuando me detenía a descansar, a tomar aliento, oí un sonoro disparo a mis espaldas. Me volví con la piel de punta.Escuché autos y gritos. ¿Ya se habían dado cuenta de que Christian me había dejado escapar? Lo lamenté mucho por él, se me hizo pequeño el corazón solo de pensar en qué le harían.—¡Sue!Delante de mí, su voz me llamó de manera atronadora y atónita. Yo me volví at
—¿A-ayudarme a escapar? Mi voz fue trabajosa por la incredulidad en ella. Christian asintió y, serio, verificó que nadie nos estuviera espiando por las escaleras. Luego recorrió el recito de un lado a otro, buscando una salida adicional. Aunque mi cabeza seguía envuelta en una tensa nube caliente por la presión a la que él mismo me había sometido, traté de entender lo qué hacía.—Christian, ¿qué has dicho?Él movió tablas con cuidado, movió baldes de agua abandonados y se asomó por una de las ventanas. Señaló al exterior.—Puedes saltar, Sue. Hay un techo en el que podrías caer. Solo son pocos metros...La urgencia de su voz me asustó. Di un precavido paso atrás.—¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Por qué de repente me ayudas? —de verdad quería saber las intenciones de ese hombre. Y es que ya no confiaba en él, me había hecho tanto daño que no podía verlo como en el pasado, cuando incluso lo quería.—Sue, por favor, tienes que salir de aquí...—¡Tú mismo me trajiste aquí! —mi voz subió
Esa misma noche, Cris al fin me dio la oportunidad de beber agua. Me llevé la botella que me trajo y la bebí freneticamente, ahogandome en ese valioso liquido, hasta que tosí y terminé apretando la botella vacía en una mano.Sentía en el estomago el flujo del agua, reviviendo mi cuerpo luego de tantos días sin él. Cris tambien encendió el aire acondicionado, permitiendo que me refrescara lo suficiente. Cuando estuve un poco mejor, me sostuvo y me llevó a un baño pequeño a un costado del almacén. Me hizo entrar en una desgadastada tina de metal y comenzó a lavarme el cabello.Yo me mantuve quieta, sentada con las rodillas en el pecho y mirándo ausente el suave movimiento del agua a mi alrededor. Beber agua me había impedido morir, pero el resto de mi estado no era mejor que antes; me sentía aturdida totalmente, mis pensamientos no tenían pies ni cabeza...Y solo era capaz de ver a mi hija.Ni siquiera me di cuenta de en qué momento me sacó de la bañera, ni tampoco cuando me quitó la ro
—¿Qué dices, Sue? ¿Cooperaras conmigo para recuperar a nuestra bebé? Acercó su boca a mi oreja, su aliento me cosquilleó y puso mis nervios de punta.—No podría hacer eso... nunca —le respondí a media voz, temblando solo de imaginarlo.Cris me quitó pacientemente algunos mechones de cabello de la cara, estaban empapados en sudor. Él había apagado el aire acondicionado y el almacen era un infierno caliente.—¿No es mejor plan tener a Emily con nosotros y criarla juntos? ¿No es una mejor idea a vivir lejos de ella para siempre? Ella sin su madre y tú sin esa hija que tanto amas...Mis parpados se cerrarón, lloré en silencio, con el corazón hecho pedazos por la cruel elección que él me obligaba a hacer. ¿Podría engañar a Jonathan para que me entregará a nuestra bebé? ¿Cómo podría arrebatarle a esa hija que tanto adoraba?Al verme devastada, Cris me dio un agresivo beso en la mejilla y recogió mi cena intacta.—Piensalo y dime qué harás, Sue. Estoy seguro de que elegiras bien, ambos sabe
Cris se mantuvo encima mío, viendo con ojos indiferentes cómo las lágrimas salían de mis ojos. Simplemente todo lo que acurría, desde que salí de la habitación de Samuel en el hospital, el secuestro, la llegaba allí y ese grillete alrededor de mi tobillo, se sentía como parte de una irrealidad muy ajena a mí.Ese hombre tenía la cara, pero no era mi amigo.—Nunca dije que quisiera una vida contigo —le hice saber con voz temblorosa.Mi labio sangraba y me doliá la mejilla por la bofetada que me había dado, pero nada de eso me preparó para la siguiento. Vi su mano elevarse, luego descender con gran rápidez y sentí el potente golpe de la palma en mi mejilla. Mi visión vaciló, la piel me ardió y un gritó manó de mis labios.Las calientes lágrimas rodarón por mi piel.—¿Eso calma tu conciencia, Sue? Sabías de mis sentimientos.Parpadé unas cuantas veces, aturdida y con los oídos llenos de un agudo sonido. Cris me tomó de la mandibula y me hizo verlo cuando traté de alejar la vista. Nos mir
Luego de la fuerte bofetada que Cris me dio en la mejilla, que me produjó un leve aturdimiento, él se puso al volante y a mí me mandó a la parte trasera. Salimos del estacionamiento y, bajo el sonido de la lluvia golpeando el techo del coche, sentí como tomaba un rumbo muy diferente al que me llevaba a casa.En otras circunstancias, luego de sentir el labio partido y que mi cabeza se recuperará de la bofetada, habría tratado por todos los medios de escapar de esa situación. Quizás habría gritado, pateado a Cris y tratado de abrir las puertas para arrojarme en la autopista.No obstante, no estaba sola en el asiento trasero. Había un hombre sentando que, sin perder un momento, me cubrió la boca con una mano poderosa.—No vayas a cometer la estupidez de asfixiarla —le advirtió Cris, siguiendo a los dos coches que lideraban esa caravana.El hombre soltó un bufido burlón. Era mucho mayor que yo, tal vez arriba de los 30s, piel tostada, la cabeza rapada y tenía un rostro poco amigable. Me q
Último capítulo