Una esposa estéril para el magnate..-.. Elisa Harlow, futura condesa de Brickstow por matrimonio, vivía aterrorizada del día en que su esposo le pidiera el divorcio por su esterilidad, después de todo, el Título necesitaba un heredero. Sin embargo Alton siempre la había defendido de todos, y Elisa juraba que era por amor... hasta que descubrió su horrible secreto. Un secreto que la dejará sola, abandonada y vulnerable, buscando ayuda en las manos de un hombre diametralmente diferente. Un hombre que necesita una mujer justo como ella, porque planea ser el último de su nombre. Kainn Black, el rey del jade, el escorpión Negro, el magnate, el birmano, el hombre de sus pesadillas. Los dos quieren venganza, y pero ¿cuánto tiempo podrán mantener su alianza antes de que el amor comience a ser verdadero?
Leer másCUATRO AÑOS DESPUÉS Charlie se detuvo delante de aquella puerta, pero ya había tomado su decisión y no iba a echarse atrás. Tocó con firmeza y se asomó para ver el rostro curioso de Christopher Moe. —Hijo, pasa. Ven. Charlie respiró profundo y se acercó a lujoso escritorio de madera preciosa. —Pa, vengo a decirte que voy a usar el avión para viajar fuera del país. —OK. ¿Y me estás pidiendo permiso o me estás pidiendo dinero? —rio Chris y Charlie negó. —Nop, te estoy pidiendo la bendición para meterme en problemas, porque es de lo único que estoy seguro que va a pasar. Chris arrugó el ceño, dejó el periódico a un lado y se echó hacia adelante en su asiento. —¿Qué está pasando, Charlie? —Michael se fue a Bulgaria ayer. Ya sabes, a lidiar con el desastre —le dijo su hijo. —Y tú vas a ir a ayudarlo —comprendió Moe. —¿Te sorprende? —Para nada —respondió Chris levantándose y palmeando el hombro de Charlie con un gesto de confianza—. Yo mismo te enseñé que lo primero de todo es l
Y OCHO AÑOS MÁSMichael se abrió paso a través de la multitud bulliciosa de la fiesta de fraternidad, con los ojos bien abiertos y el corazón palpitante. Leticia le había dicho que estaría allí, y aunque él no era para nada fanático de las fiestas de fraternidad, sabía que de cuando en cuando tenía que ceder para mantener de buen humor a la chica que podía follarse cuando quisiera y echar después, porque los dos sabían que aquello solo era físico.A medida que avanzaba, la música estridente se volvía más ensordecedora y las luces parpadeantes lo hacían sentir desorientado y molesto. A sus veintitrés años y a punto de graduarse, aquello era lo último que necesitaba, así que estaba dispuesto a dar la vuelta y largarse, con o sin Leticia, cuando sus ojos se posaron en ella y la mandíbula casi se le pegó al pecho de la impresión.Grace, la pequeña Grace, la dulce Grace que no mataba ni una mosca ni se vestía con nada que no fuera absolutamente elegante y a la rodilla. La niña prodigio de
Ocho años después —Vamos Charlie, es una simple pregunta —sonrió Faith avanzando mientras el niño frente a ella retrocedía. —¡Ya dije que no quiero, déjame en paz! Sin embargo el rostro de la niña parecía determinado. —¡Charlie, no seas gallina! Solo tienes que decirnos quién te parece más linda, si Grace o yo. Charlie miró a la otra gemela, que estaba dos pasos atrás porque para arrinconarlo contra la pared con su hermana bastaba. Así que dándose cuenta de que no tenía escapatoria, optó por lanzar el SOS. —¡Papáaaaaaaaaaaaaa! Diez segundos después Chris derrapaba sobre la madera de la terraza y Kainn tras él. —¿Qué está pasando aquí? —reclamó Chris. —¡Nada, que Charlie es un gallina! —bufó Faith con fastidio. —¡Faith, Grace! ¡Qué les he dicho de estar molestando a su primo! —refunfuñó Kainn—. ¡Castigadas las dos! —¡Pero papá...! —¡Castigadas! Las gemelas cruzaron los brazos con un gesto de desacuerdo. —¿Ya nos vamos a casa? —preguntó Grace. —¡Sí, derechitas y sin televi
Seis meses después de su boda, la vida de Chris y Mala se llenó de otra bendición: el nacimiento de su segundo bebé.La emoción era palpable en el aire mientras esperaban ansiosos en la sala de parto. Chris sostenía la mano de Mala, brindándole apoyo y amor en ese momento crucial, pero ciertamente aunque fuera el dueño de una gran compañía y estuviera acostumbrado a los peores problemas, ciertamente no estaba preparado para los gritos de Mala mientras el bebé casi llegaba.—¡Dígame que eso es normal, por dios! —exclamó mirando a una enfermera.—Normalísimo. No se preocupe, está pasando por mucho dolor pero es el normal en estos casos, verá que todo se soluciona cuando el bebé salga.Pero nada podía tranquilizar a Chris. Estaba sudando frío y solo quería que aquello terminara. Finalmente, el llanto de un bebé llenó la habitación, y una sonrisa radiante y cansada se extendió por el rostro de Mala.El médico los miró y anunció con alegría:—¡Es una niña!Las lágrimas de felicidad inundar
Mala caminaba nerviosa de un lado a otro de la habitación. Aquellas dos semanas habían pasado volando y ella apenas había tenido tiempo para más que encontrar su vestido de novia. Por suerte tanto Chris como Kainn tenían una pasión especial por organizar cosas en perfecto control, y eso incluía una boda.Lo mejor de todo era que a Mala no le importaba de qué color serían las flores o los manteles, lo único que le importaba era que Chris estuviera allí.—¡No puedo creer que me vaya a casar de verdad! ¡Estoy tan nerviosa, Jovana! —exclamó ella mirándose al espejo en la habitación que habían destinado para ella en aquel hermoso castillo que habían rentado para la ceremonia.—¡Ya sé! ¡Estoy tan feliz por ti! Te mereces esto y mucho más, cariño!Jovana había hecho todo el viaje desde Marsella con Josh para asistir a la boda. Quizás se había ido por Mala, pero había decidido quedarse en la hermosa ciudad de puerto por ella misma, y bueno... por su tormentoso jefe con el que se estaba desper
TRES MESES DESPUÉSChris y Mala estaban emocionados por celebrar el segundo cumpleaños de Charlie. Sería el primero en que estaban todos juntos así que decidieron organizar una pequeña reunión familiar en su casa, invitando a Kainn y Elisa junto con sus gemelas.El día de la fiesta llegó y la casa estaba decorada con globos y colores alegres. Los niños estaban ansiosos por divertirse y jugar juntos.—Las niñas quieren hacerle un regalo especial a Charlie —les dijo Elisa mientras sus hijas se adelantaban con una pequeña caja de transporte y ponían a la pequeña mascota delante del niño.—¡Tútula! —exclamaron al unísono y Mala miró a Elisa arqueando una ceja.—Sobre mi cadáver —le avisó entre dientes para que los niños no lo oyeran.—Ya lo sé, por eso traje un regalito de respaldo —susurró Elisa y Kainn le acercó una cesta con un hermoso cachorrito—. Es de la primera camada de Shadow, le hará bien a Charlie tener un perrito.Mala sonrió con más calma, pero un segundo después Chris envolv
Chris se inclinó hacia ella, con los labios a escasos centímetros de los suyos antes de atacarlos, y Mala sintió que las piernas le flaqueaban. Aquel beso parecía no tener fin, las paredes se cerraban a su alrededor y el mundo entro parecía colapsar sobre la boca de aquel hombre. La respiración de Mala se entrecortaba al imaginar lo que le esperaba. Estar entre sus brazos le producía un escalofrío eléctrico, una oleada de anhelo que solo había conocido con él.Podía sentir el calor que irradiaba el cuerpo de Chris, incluso a través de la ropa que los separaba.—¡Dios, este ha sido el peor mes de mi vida! —susurró él mientras sus manos recorrían sus curvas casi con desesperación—. No te imagnas lo que te he extrañado, no puedes llegar a imaginarlo ni por un minuto, Mala, ni por un minuto...Ella jadeó al sentir su boca sobre la piel suave y tersa de la garganta. El corazón le latía con fuerza en el pecho y sentía un cosquilleo en su vientre que se convertía por segundos en dolorosas ag
Mala caminaba entre las mesas del restaurante, atendiendo alegremente a los comensales que disfrutaban de su cena. Ya había caído la noche y el clima era suave y fresco. Como el restaurante estaba en el mismo muelle, el aroma del mar le llegaba junto a una especial sensación de libertad.Con una sonrisa en el rostro, Mala llevaba platos y bebidas con destreza, asegurándose de que todos estuvieran satisfechos con el servicio. De repente, su jefa se acercó a ella con una mirada de urgencia.—¡Mala! Tenemos un cliente muy importante que reservó la terraza del local. Necesito que vayas a atenderlo de inmediato.Mala se sorprendió con aquella afirmación. Sabía que había un área reservada en la terraza del restaurante, pero según le habían dicho solo se rentaba en ocasiones muy importantes, como pedidas de matrimonio o cenas de aniversario. La curiosidad se despertó en su interior.¿Quiénes podrían haber reservado la terraza?—¿Entonces? ¿Añado más servilletas de papel por si la chica llora