La Venganza de la Esposa Renacida.

La Venganza de la Esposa Renacida. ES

Romance
Última actualización: 2025-02-07
Angellyna Merida  Completo
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9.8
2698 Reseñas
147Capítulos
34.6Kleídos
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Resumen
Índice

Después de ser traicionada y abandonada en un hospital psiquiátrico, Renata Moretti fue borrada de la vida de su esposo, Ángelo Bellucci, y despojada de lo que más amaba: su hijo. Durante meses, Renata soportó un tormento físico y mental que casi la destruye. Pero, en su dolor, encontró la fortaleza para sobrevivir y una promesa inquebrantable: regresar para reclamar lo que le fue arrebatado y hacer que cada uno de los responsables pague. Con una nueva identidad y un propósito tan ardiente como su odio, Renata regresa al mundo de los Bellucci dispuesta a desmoronar su imperio. Pero Ángelo no es el mismo hombre que la traicionó, y al verla nuevamente, descubre que la mujer a la que creyó perdida para siempre ha renacido más fuerte y bella, con un misterio y una intensidad que lo obsesionan. Decidido a recuperar el amor de su "esposa olvidada," Ángelo intentará reconquistar a Renata, ignorando que ella solo busca su propia justicia. ¿Podrá Renata cumplir su venganza sin dejarse atrapar nuevamente por el amor? ¿O caerá en la trampa de quien una vez destrozó su vida? Registrada en 07/11/2024 2411XXXXX8264 Aviso Legal: Se prohíbe la reproducción total o parcial, copia, distribución, adaptación, o cualquier forma de explotación de este material, ya sea en formato físico o digital, sin la autorización expresa y por escrito del autor. Cualquier uso no autorizado constituye una violación a las leyes de derechos de autor y será penalizado conforme a la ley. Esta es una obra de ficción. Los personajes, nombres, lugares, eventos y situaciones descritas en este libro son producto de la imaginación del autor. Cualquier parecido con personas reales, vivas o fallecidas, o con hechos reales es pura coincidencia.

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Capítulo 1

Cap. 1: La trampa.

—¡Aaaaaah!

El grito desgarrador de la mujer sacudió la mansión, como una alarma que encendía el caos en un instante.

Renata, la dueña de la mansión, paralizada, aún sostenía el cuchillo, incapaz de comprender lo que había sucedido.

Quería preguntar pero vio a su hermana agarrándose el brazo con la sangre brotando entre sus dedos.

Mientras daba un paso adelante, su hermana dio un paso atrás, con un rostro bañado en horror.

Renata estaba a punto de abrir la boca cuando fue interrumpida.

—¡Ayuda! —clamó, su voz un torrente de pánico y furia—. ¡Renata quiso matar a su hijo! ¡Está completamente loca!

—¿Qué estás diciendo Beatrice? No, yo no... 

Justo en ese momento apareció su suegra en la puerta, con los ojos abiertos de par en par y el rostro petrificado.

Su mirada se deslizó del cuchillo ensangrentado en la mano de Renata al bebé en la cuna, y en un instante se colocó entre su nieto y Renata, fulminándola con una mirada de absoluto desprecio.

—¡¿Estás loca?!.. hijo, ¡HIJO!—exclamó con voz temblorosa pero decidida—. ¡Tu esposa necesita ayuda! ¡Esta mujer está enferma, no puede estar cerca de nuestro nieto! 

Renata, sin soltar el cuchillo, sintió cómo el suelo comenzaba a desvanecerse bajo sus pies.

La confusión y el miedo le atravesaban el alma.

Miró a su esposo, que acababa de entrar en la habitación, con el rostro cubierto de incredulidad y horror.

Ella extendió una mano temblorosa hacia él, las lágrimas llenando sus ojos.

—Ángelo… —susurró, la voz rota por el pánico—. No… no estoy loca, tienes que creerme. ¡Yo no quería hacer daño a nadie! ¡No sé qué pasó, no lo recuerdo!

—Claro que lo sabes —intervino su hermana, con el rostro descompuesto y la voz cargada de veneno—. ¡Ibas a clavarle el cuchillo al bebé! Entré justo a tiempo para ver si mi sobrino estaba bien, y al tratar de protegerlo, me heriste.

—¡No! —Renata negó con desesperación, retrocediendo y soltando el cuchillo mientras se llevaba las manos a la cabeza—. ¡Eso no es cierto! Yo… ¡no recuerdo haber hecho eso! No quería hacerle daño… ¡no haría algo así!

Pero las palabras de su suegra cayeron como una sentencia.

—Ángelo, no puedes ignorar esto —dijo con voz firme—. Esta mujer necesita tratamiento, necesita ayuda. Por el bien de nuestro nieto… y el de ella misma, tienes que hacer algo. ¡Debes internarla en un psiquiátrico!

Renata sintió cómo todo comenzaba a darle vueltas, un torbellino de imágenes, palabras y miradas de terror que la desbordaban. Su mente era un caos, su visión borrosa y fragmentada, y las palabras de Beatrice y Vittoria se mezclaban con el sonido del latido de su corazón. Todo lo que la rodeaba parecía distorsionarse, alejarse y volverse confuso. Intentó sostenerse en algo, pero sus piernas cedieron, y en un último instante de desesperación, alcanzó a murmurar:

—No estoy… loca…

Luego, todo se volvió negro, y Renata cayó desmayada, sumida en la oscuridad de su propia mente.

Renata abrió los ojos lentamente, parpadeando contra la luz fría y deslumbrante que iluminaba el cuarto. Un dolor sordo le palpitaba en la cabeza, y el eco de sus últimas palabras aún parecía resonar en su mente: "No estoy… loca…" Pero ahora, la calma sepulcral de aquella habitación blanca y vacía le recordaba un lugar sin salida.

—¿Dónde… estoy? —susurró, con la voz entrecortada y la mente aún nublada.

Se incorporó lentamente, observando las paredes inmaculadas y desprovistas de ventanas, el techo sin color, y las esquinas completamente vacías. La cama de metal bajo ella crujió con cada movimiento, y el aire gélido le hizo estremecerse. El vacío de aquel espacio le erizó la piel, y de pronto, el miedo se transformó en pánico.

—¡Ángelo! —gritó, aferrándose a la cama como si el solo acto de pronunciar su nombre pudiera traerlo—. ¡Ángelo, por favor! ¿Dónde está mi bebé? ¡Déjenme salir! —Su voz se quebraba mientras golpeaba las paredes con las manos, desesperada, llamando a gritos, pero sus palabras se desvanecían en el eco.

El tiempo se deslizaba lento y pesado, y la desesperación de Renata iba creciendo con cada segundo de silencio. Entonces, después de lo que pareció una eternidad, escuchó el chirrido de la puerta abriéndose. Se giró rápidamente, esperando ver a alguien conocido, alguien que le explicara todo. Pero en lugar de eso, un hombre alto, de complexión fuerte y mirada cruel, se adentró en la habitación.

—¡Por favor, ayúdeme! ¡No sé qué hago aquí! ¡Necesito ver a mi hijo! —rogó Renata, avanzando un paso hacia él.

El hombre la observó con una mueca desdeñosa y cruzó los brazos, impasible.

—Deja de gritar, o te pondré una camisa de fuerza —le advirtió en un tono duro, y la amenaza resonó con peso en la pequeña habitación.

Renata retrocedió, abrazándose a sí misma mientras una lágrima le rodaba por la mejilla.

—¿Dónde estoy? —preguntó, su voz temblando de terror e incredulidad.

El enfermero esbozó una sonrisa burlona, y sus palabras cayeron como una sentencia.

—Estás en el lugar donde debe estar la gente enferma de la cabeza —dijo con desprecio—. En un psiquiátrico.

La realidad de sus palabras la golpeó como una ola de hielo, y Renata sintió cómo su mundo se desmoronaba una vez más, entonces reaccionó:

—¡Ángelo! —Renata volvió a gritar con todas sus fuerzas, las manos temblorosas contra las paredes heladas—. ¡No estoy loca! ¡Déjenme salir, tengo que ver a mi bebé!

Pero el eco de sus palabras se perdió en la frialdad de aquella habitación sin ventanas. El enfermero, con su expresión cruel y burlona, se acercó lentamente, sin dejar de mirarla con una mezcla de desprecio y diversión.

—Por favor… —suplicó Renata, retrocediendo hacia la pared mientras él avanzaba, su figura enorme y amenazante—. No pueden dejarme aquí… ¡Tengo que irme! ¡Mi hijo me necesita!

Cuando él estuvo lo suficientemente cerca, Renata intentó esquivarle, haciendo un movimiento rápido hacia la puerta, pero el hombre fue más rápido. De un tirón la atrapó por el brazo, sujetándola con fuerza y torciéndole el cuerpo, inmovilizándola. El dolor la recorrió de inmediato, y un gemido de desesperación se escapó de sus labios.

—Bienvenida al infierno —murmuró el hombre junto a su oído, con una sonrisa perversa—. Cortesía de tu querido esposo, Ángelo Bellucci.

Renata se quedó inmóvil, su respiración suspendida, y sus ojos se abrieron con una mezcla de incredulidad y horror.

—¿Ángelo…? —susurró, sus palabras apenas un hilo de voz. La traición se asentó en su pecho como un peso aplastante, y el pánico la dejó sin aliento—. ¿Mi… mi esposo hizo esto?

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Luci Gc
Bonita historia, felicidades
2025-02-12 12:12:43
1
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Hazel Calderon Vargas
Me gustó de principio a fin.... El amor y la verdad sobresalen con un final feliz a quienes son perseverante y no se dejan vencer
2025-02-12 06:46:50
1
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Hazel Calderon Vargas
Hay q románticos
2025-02-12 06:40:03
1
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Hazel Calderon Vargas
Hay deverdad te sorprendió Angello.... Con esa pedida de matrimonio algo bello espectacular
2025-02-12 06:33:02
0
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María Sabán
excelente desde principio a fin saludos
2025-02-10 09:34:53
0
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Jeannet Trillo
Realmente me encantó desde el principio hasta el hermoso final...(⁠ ⁠◜⁠‿⁠◝⁠ ⁠)⁠♡vayan a leerlo....recomendadosimoooo..... muchas gracias Angellyna... bendiciones...
2025-02-09 21:19:13
0
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Maria Nova
Por fin llegó la felicidad y todos estamos juntos. Muy bonito final.
2025-02-09 08:20:00
0
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Liz Blandon
Bello epílogo hermoso. Cierre
2025-02-08 13:55:19
0
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Liz Blandon
En esta historia el amor logró vencer después tantas tormentas ahora son felices en su nuevo hogar lo mejor hicieron comenzar en un nuevo hogar lleno de amor
2025-02-08 13:54:58
0
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Liz Blandon
La llegada la pequeña lucia ,que lindo chiara es feliz en su hogar sus padres
2025-02-08 13:53:10
0
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Liz Blandon
Solo agradecer a esta bella escritora por sus maravillosos historias de verdad vivo encantada. Cada libro son historias increíbles gracias Angellyna muchos éxitos te lo mereces
2025-02-08 13:45:20
0
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Liz Blandon
Gracias Angellyna una historia maravillosa y Angelo al final logró recuperar asu esposa y ser feliz jamás se imagino. Que la persona lo iba a lastimar era su misma madre.
2025-02-08 13:43:29
0
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Liz Blandon
Que lindo al final Renatas recupero asu hijo y el destino le dio,a sorpresa de tener asu madre viva y así reencontrarse y ser feliz y saber el amor de su esposo siempre estuvo allí para ella nunca la olvido
2025-02-08 13:42:15
0
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Liz Blandon
Que hermosa boda.Ahora junto agarradode la mano de sus hijos adelante
2025-02-08 13:40:29
0
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Liz Blandon
Por fin Angelo acepto casarse contigo otra vez ahora ser felices con ustedes y sus hijos
2025-02-08 13:29:57
0
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 180
147 chapters
Cap. 1: La trampa.
Cap. 2: Mi marido pagó para que me maltrataran.
Cap. 3: Me divorciaré de Renata.
Cap. 4: ¡No estoy loca!
Cap. 5: Nadie dudará que Renata está loca.
Cap. 6: Te protegeré, te protegeré siempre.
Cap. 7: Esta traición no quedará impune.
Cap. 8: Renata no quedará en el olvido.
Cap. 9: ¡Pronto serás mía, Renata!
Cap. 10: ¿La amaba de verdad, y nunca lo supe?
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