Mi hermana sacó el teléfono con manos temblorosas, y dos de las amigas de mi Luna se acercaron para ver el número de Marcus. Mis pensamientos se dispersaban mientras observaba cómo intentaban descifrar cómo hacer la llamada. A pesar de la tecnología que Julieta había implementado recientemente en las cuevas, aún había una torpeza inevitable al usarla.
—Ustedes dennos el número, de lo demás nos encargamos nosotros —le pido a mi hermana.—Espérate un momento, Ru, yo me lo sé de memoria, ya te lo escribo. También el de Alex y Paul. Como nos movimos así, dejamos todo atrás —explica ella, buscando en su aparato.—Cierto, no trajimos nuestras cosas con nosotros —dije mirando alrededor—. Pero ya el volcán debe haber acabado con ellas.—Mi Alfa, Alex me dijo que Marcus iba a estar esta semana en Venezuela,