Mejor me voy para la casa, se dice a sí mismo. Mañana será otro día y, por lo menos, estamos fuera de peligro. La bruja Isfet no debe tener ni idea de hacia dónde nos fuimos. Menos mal que logramos despertar a Mat, si no, no sabría qué hubiera sido de nosotros.
—Teka, ¿no viste a Amet más preocupado de lo normal? —pregunta Aha, mientras camina rumbo a su casa en la esquina de la plaza central de la manada. —¿Tú también te diste cuenta? —dijo Teka, pensativa—. Sí, algo definitivamente nos está ocultando nuestro beta. Quizás lo que pasó con Mat, de convertirse en bestia primero, es lo que lo tiene así. Ya sabes que Amet, hasta que no encuentra respuestas a algo, no se detiene. Para ser honesta, a mí también me preocupa. Escuché una vez al padre de Jacking decir que eso pasaba cuando el humano e