Amón miró a su esposa, Amonet, a su lado, lo que indicaba la gravedad de lo que estaba por decir. Ella inclinó la cabeza en señal de apoyo.
—Los cachorros, cuando se conectaron, combinaron sus poderes. La magia que poseen, ya sabemos, es normal y poderosa —dijo. Al ver mi mirada interrogante, continuó—: Es que, mi Alfa, nos saltamos un paso.—¿Qué quiere decir? ¿Qué paso nos saltamos? —pregunté, girando la cabeza hacia mi beta, Amet.—Según el libro sagrado de los alfas, usted debía entrenar primero a sus cachorros para que controlaran sus poderes sobre los elementos y no lo hizo —me explicó, y comencé a comprender lo que decía—. Al conectarlos con los demás, adquirieron el poder de sus cachorros.—¿Quieren decir con eso…? —intervino mi beta, Amet—. ¿Nuestros cachorro