CAPÍTULO 58 — Verdades que esperan
Isabella y Gabriel compartían la cena, aunque el ambiente, a pesar de la aparente calma, estaba cargado de pensamientos no dichos.
Gabriel hablaba animadamente, relatándole con detalle lo que Alex le había contado durante la reunión. Isabella lo escuchaba, inmóvil, con una serenidad que solo servía para ocultar la tormenta interior que la sacudía.
— No puedo creerlo —decía Gabriel mientras cortaba su carne—. Imagínate, perder toda tu memoria, no recordar quién eras... Es como nacer de nuevo.
Isabella sostuvo el tenedor entre los dedos, intentando mantener el control de su respiración. Cada palabra de su esposo se le clavaba como una espina. Lo sé, Gabriel... yo lo sé mejor que nadie, pensaba.
Él seguía hablando sin notar la tensión en su rostro.
— Alex me pareció un buen tipo, pero hay algo... no sé, una tristeza en su mirada. Tal vez sea por todo lo que vivió.
— Sí —susurró Isabella—, debe ser difícil vivir con ese vacío.
Sus palabras salieron carg