Mundo ficciónIniciar sesiónEl reloj marcaba las ocho cuando Isabella estacionó frente a la casa. Mientras subía los peldaños de la entrada, repasaba una y otra vez las palabras que planeaba decirle a Gabriel durante la cena. Quería hablarle, contarle al menos una parte de la verdad. Pero no toda. No podía aún.
El día había sido un torbellino de emociones. Después de la visita de Alexander, no había logrado concentrarse en nada más. Se había prometido a sí misma ponerle fin a esa tensión, borrar de su vida cualquier posibilidad de un reencuentro emocional. Sin embargo, cada vez que cerraba los ojos, su mente regresaba al pasado, a lo que fueron, a lo que tal vez aún quedaba entre los escombros de lo imposible.







